La manzana calingastina fue durante décadas una marca registrada en la provincia y también fuera de ella. Las condiciones geográficas, de la mano de la altitud del terreno, la hacen una fruta distinta, que otrora llegó a hacerle sombra al pope de este segmento, la manzana rionegrina.
Pero poco a poco esta producción empezó a perder terreno, en buena parte porque en el departamento no se le dio valor agregado. De hacer sidra y calvado a no elaborar una sola gota de estas bebidas. En el medio, la pérdida de competitividad que tuvo la fruta roja terminó por deprimir este nicho de negocios.
En rigor, oficialmente hoy en Calingasta hay 392 hectáreas con manzanas. No hay más de 30 productores, que se distribuyen entre Barreal, Sorocayense y Villa Nueva. El 80% de la manzana calingastina sale a granel y la mayoría recala en Mendoza, como ocurre con el buen ajo blanco que se produce en este valle cordillerano.
