Cristian Daniel Villarroel, licenciado en Ciencias Geológicas de la FCEFN de la UNSJ, se encuentra aproximadamente a 13.200 kilómetros de San Juan, en línea recta, en el archipiélago de Svalbard, el conjunto de islas más septentrional del Reino Noruego, en el Polo Norte. El científico sanjuanino actualmente es becario doctoral de CONICET y está realizando su beca doctoral en hidrología en ambiente andinos de San Juan, buscando la relación entre las geoformas del ambiente periglacial con el sistema hidrológico, englobando aguas superficiales (arroyos, ríos, lagunas y manantiales) y agua subterránea.
En Svalbard hay una temperatura promedio de 15° bajo cero, llegando a sensaciones térmicas de -20°C para la primavera. De acuerdo a lo relatado por Cristian, desde el 19 de abril ya no hay horas de noche en la isla. Si bien la época de verano ofrece condiciones climáticas más amenas, el curso se realiza en primavera porque todavía subsiste un espesor de capa de nieve apto para sustentar el traslado de vehículos de nieve, imprescindibles para el traslado de equipos. La fusión de la nieve en verano genera terrenos muy pantanosos imposibilitando la circulación de vehículos fuera de los caminos.
Para poder caminar en esos lugares hay que tener en cuenta varios aspectos. Por empezar, en la isla hay mayor población de osos polares que de seres humanos, estos mamíferos son el símbolo del archipiélago, por lo que se requiere de especial cuidado y conocimiento sobre esta especie. Existe una serie de regulaciones, como por ejemplo, el uso de armas de protección principalmente cuando se alejan de los asentamientos humanos. Los osos polares son especies protegidas y muy respetadas por los habitantes de Svalbard, solo en situaciones de peligro pueden utilizarse las armas protectoras, en primera instancia armas que emiten ruido y luces para que ellos se alejen, sin embargo, hay veces que eso no sucede, y en última instancia se debe utilizar el rifle.
Cristian relató que el 22 de abril fue posible observar un oso polar a una distancia no mayor de 800 metros, en las cercanías de la universidad. Fue una situación inusual, ya que no es común que estos animales se acerquen al asentamiento humano, pero la curiosidad de este animal permitió a todos los pobladores poder observarlo de cerca. Rápidamente, la policía montada en motos de nieve, armó una especie de cordón para evitar que el oso polar se acercara aún más a la población. Luego, un helicóptero volaba a baja atura en las cercanías del oso polar para ahuyentarlo y que se alejará de la zona. Al no tener resultados positivos, se procedió a disparar un dardo adormecedor, y de esta manera poder trasladarlo hacia otro lugar alejado de la población.
Las avalanchas de nieve son muy habituales también, por lo que hay que aprender a actuar ante eventuales situaciones de este tipo. Todo ciudadano de Svalbard tiene dos teléfonos satelitales y aparatos detectores para poder ser rescatados rápidamente en caso de ser cubiertos por avalanchas. Además de bolsas térmicas en caso de tener que pasar la noche fuera del estamento. El clima es el principal limitante, los vientos pueden ser muy poderosos y la neblina puede ser tan espesa que imposibilita caminar o ubicarse espacialmente, aunque sea de día. Cristian comentó que uno de estos días con neblina, él no podía visualizar su mano al estirarla, todo es blanco para el ojo humano.
Durante su estadía en Svalbard, Cristian tuvo la oportunidad de compartir unos días de charla con un grupo de 8 expedicionarios argentinos que tenían el objetivo de llegar al polo norte y colocar la bandera Argentina, con el fin de concientizar a la humanidad sobre las implicancias del Calentamiento Global.
Este grupo estuvo demorado en Svalbard aproximadamente una semana ya que la base rusa Barneo donde debía aterrizar el helicóptero sufrió una fractura unos días previos. Esta demora significó la posibilidad de poder compartir charlas e intercambiar experiencias con mate de por medio.
Finalmente, el 22 de abril, casualmente para el día de la tierra, los expedicionarios lograron llegar al Polo Norte, plantar la bandera argentina y entonar el Himno Nacional.

