No importa cual sean las condiciones: frío, calor, seco, mojado, pedregoso, arenoso, el siempre verde olivo vivirá y producirá fruto. Se dice que nunca podrás matar a un olivo. Aún cuando lo cortes o quemes, nuevos brotes surgirán desde sus raíces.

Uno de los árboles más sobresalientes en la Biblia es el olivo. Son hermosos a la vista con su forma única de troncos retorcidos y sus hojas siempre verde. Solo hay que verlos y despiertan un sentido de gracia y carácter que los pone aparte de todos los árboles.

Desde el mero inicio de la creación en el libro de génesis, el olivo ha sido de gran significado mucho más allá de su fruto. Fue una rama de olivo lo que la paloma le trajo a Noé en el arca. Fue el primer árbol en brotar después del diluvio y le dio a Noé la esperanza para el futuro, Gen. 8:11.

En la Biblia el aceite de olivo representa el Espíritu de Dios, I Jn. 2:27.

El Monte de los Olivos, en la parte oriental de la Antigua Ciudad de Jerusalén estaba llena de olivos, fue allí donde Jesús pasó la mayor parte de su tiempo con los discípulos. El jardín de Getsemaní que está localizado en la parte baja del monte en hebreo significa literalmente "prensa de olivas’.

En el Medio Oriente los Olivos han crecido en grandes cantidades. Son conocidos por su resistencia. Crecen en muy varias condiciones, en suelo rocoso o suelo muy fértiles. Pueden enfrentar el sol abrazador del verano con poca agua, son casi virtualmente indestructibles, Sal. 52:8. Pero yo soy como olivo verde en la casa de Dios; en la misericordia de Dios confío eternamente y para siempre. Eso nos recuerda lo que dice la Biblia; "Las ramas naturales simbolizan al pueblo de Israel. Aquellos que se alejaron de esa relación con Dios fueron arrancados’.