Un terremoto no avisa. Esa era la idea. Por eso, la alarma que anuncia evacuación en el colegio sonó a las 9.40 y todos salieron como lo habían aprendido, con las manos o los cuadernos sobre las cabezas, con los de primaria sentándose en el mismo lugar asignado en la formación y los de secundaria rodeándolos en un cordón humano, en el patio. Luego llegaron los Bomberos Voluntarios, que revisaron rápidamente todo el establecimiento buscando supuestos heridos, mientras los chicos seguían sin moverse y la alarma sonando sin parar. El simulacro tomó tan por sorpresa a los alumnos y docentes, que los bomberos hasta encontraron a un niño en el baño y algunas personas que pasaban por la calle llegaron velozmente esquivando la autobomba, preguntando qué pasaba.

Sucedió en el Colegio Nuestra Señora de Andacollo, de Chimbas, que por primera vez llevó a cabo un simulacro de terremoto en una acción conjunta con Bomberos Voluntarios. Si bien hubo una serie de charlas informativas de los bomberos y la definición de un plan de procedimiento, sólo los voluntarios y los directivos sabían el día y la hora del simulacro. "Los felicito. Toda la escuela quedó evacuada en menos de un minuto y medio. Para ser la primera vez, fue muy buen tiempo. Pero hay que seguir practicando porque encontramos gente que seguía dentro de las aulas y un niño en el baño, que se quedó encerrado. En un terremoto, ellos hubiesen sido víctimas en caso de derrumbe", dijo el bombero Sergio Trigo, a viva voz y dando su evaluación.

"El simulacro era la prueba final de las charlas que dio Bomberos, pero nadie sabía cuándo iba a ser. Quizá nos faltaba más práctica, pero quisimos hacerlo de todos modos para evaluar detalles, ajustar cosas. Y no avisamos justamente para ver cómo respondíamos en caso de verdadera catástrofe", dijo Ivanna Grgic de Moya, vicedirectora.

El simulacro involucró a los 300 alumnos de la primaria, los 700 de la secundaria y hasta las cuatro salitas de Nivel Inicial del turno mañana. Luego seguirá con los de la tarde. Eso sí, sin avisar el día y la hora, porque los terremotos no avisan.