Federico Parodi no quería dejar nada librado al azar. Supervisaba que todo estuviera en orden en las mochilas de su equipo y que hubiera suficientes chalecos salvavidas y remos en los dos botes que estaban en el margen Oeste del Dique de Ullum.

Pero como jefe de una de las tres patrullas en búsqueda de víctimas extraviadas en las cercanías, el inconveniente más serio a sortear era el implacable paso de los minutos. Ayer, este era el panorama de la jornada de ejercicio del curso para rescatistas, organizado por el RIM 22.

Alrededor de 60 personas, provenientes de brigadas de rescate de Mendoza y San Juan y la Cruz Roja Argentina, tenían que encontrar a 6 personas que simulaban estar perdidas. Los puntos designados para la búsqueda fueron la Quebrada de Zonda, el cerro Tres Marías y el polígono de tiro del Ejército Argentino.

Los equipos hacían trabajos de reconocimiento de los lugares para tratar de dar con las víctimas, entre las cuales había una persona quebrada. Además de localizarlos y asistirlos, tenían que trasladarlos lo más rápido posible hasta la ambulancia.

En la carrera contra el tiempo los nervios se hicieron sentir cuando a una de las brigadas le tocó armar dos botes de goma. Bajo el calor del mediodía, se turnaban para presionar los fuelles para armar las balsas y encajar las placas que formaban su piso. Una hora después, los participantes se subían a las balsas y comenzaban a bordear el lado oeste del dique para poder llegar a un punto que es inaccesible por tierra.

Al mismo tiempo, 4 personas hacían un recorrido paralelo en la montaña y el desafío era llegar hasta un punto central en el Cerro Tres Marías. Allí, esperaban, poder hallar finalmente a los heridos tras una mañana entera sin resultados en el sector del polígono de tiro.

A su alrededor, los responsables del curso supervisaban cada maniobra y los seguían por tierra y agua. ‘La organización y el desempeño de los equipos ante estos accidentes simulados es lo más importante. Cada minuto cuenta para las víctimas y es vital‘, dijo el capitán Nazar, del RIM 22. La elección de la zona en la que se realizaron los ejercicios no fue casual, ya que allí son frecuentes los extravíos de personas.