Margarita nunca se imaginó a que los 59 años de edad iba a montar su primera moto. Una 110cc y 0km. Se la regalaron sus patrones como premio por el servicio doméstico prestado por casi dos décadas. Al comienzo no se animaba ni a subirse, pero perdió el miedo después de que los vendedores del local donde le compraron el vehículo le dijeran que ella era quien dominaba la moto, y no al revés. Desde hace casi un año la maneja, aunque todavía le cuesta sincronizar los movimientos de pies y manos para meter los cambios. Por eso decidió hacer el curso de manejo gratuito que se dicta en el Estación San Martín, organizado por la Municipalidad de la Capital y Motos Lucero. Pensó que iba a ser la única mujer en asistir, pero se llevó una sorpresa al descubrir que entre los 30 alumnos que fueron al curso, 11 eran damas que, como ella, quisieron aprender a manejar sus motos con total seguridad y destreza.
El curso comenzó a las 14 con una clase teórica. Como pudieron, los alumnos se ubicaron en la habitación que quedó chica ante tantos aprendices. Margarita se sentó al lado de Marcelo, un joven de 27 años que le pidió la moto al cuñado para poder hacer el curso. Todavía no se compra una porque quiere saber si sus 1,63 metros de estatura son suficientes para dominar la enduro de sus sueños. De los 18 varones que fueron al curso, 11 lo hicieron en motos prestadas. Dijeron que no tendrán la propia hasta no estar seguros de qué modelo es el más conveniente para su estructura física.
Del curso de la Escuela de Manejo Seguro de Motocicletas ya se pudo sacar algunos datos estadísticos. Según Javier Olguín, instructor de manejo y coordinador del curso, el 40 por ciento de los concurrentes son mujeres, que tienen su propio vehículo y que sólo quieren aprender a dominar con seguridad las técnicas de manejo.
"Cuándo llueve, ¿con qué freno hay que frenar?" preguntó Cristina, a quien no le había quedado muy claro el tema. Quiso repreguntar porque todavía le parecía raro que el instructor dijera que siempre, sin importar la condición del camino, hay que frenar con el freno delantero, ya que es el único que puede contener el peso del vehículo y del conductor, y detener efectivamente la marcha.
A punto de finalizar la clase teórica, Marcelo por fin pudo confirmar que su altura era un gran obstáculo para acceder a la enduro 350cc. Fue cuando el instructor explicó que siempre hay que subirse a una moto que permita apoyar completamente los pies sobre el piso cuando no está en circulación, y en una donde las rodillas no toquen el pecho cuando se la está manejando. A pesar de la desilusión, Marcelo pasó con entusiasmo a la clase práctica del curso que se hizo en el patio delantero de la ex Estación San Martín. En la moto 110cc que le prestaron quiso integrar el primer grupo en sortear los conos. Pero tuvo que esperar. Primero lo hicieron quienes fueron en una moto 50cc, luego las mujeres, y por fin le tocó a él.
