Líderes y gobiernos de todo el planeta saludaron ayer la muerte de Osama Bin Laden pero advirtieron de represalias de Al Qaeda y ordenaron refuerzos de seguridad, mientras que el mundo reaccionó a la noticia con fuertes emociones, desde el alivio y júbilo a la indignación y condena. En el Reino Unido, el primer ministro, David Cameron, dijo que la muerte de Bin Laden reconfortará a familiares de víctimas de “las peores atrocidades terroristas que el mundo haya visto”, pero su canciller, William Hague, advirtió que Al Qaeda sigue viva y anunció que puso en alerta a todas las embajadas británicas. Francia e Italia también intensificaron las medidas de vigilancia, luego de que el presidente Nicolas Sarkozy elogiara “la tenacidad de Estados Unidos” en su búsqueda de Bin Laden y de que el primer ministro Silvio Berlusconi calificara la muerte de “gran resultado en la lucha contra el mal”. El jefe del Ejecutivo español, José Luis Rodríguez Zapatero, felicitó ayer con un telegrama al presidente de EEUU, Barack Obama, por el paso “decisivo” en la lucha contra Al Qaeda que supone la muerte de Bin Laden y le recalcó que España sigue “plenamente comprometida” contra el terrorismo. La canciller alemana, Angela Merkel, se mostró “aliviada”, aunque advirtió de que Occidente no debe bajar la guardia. El secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, ha asegurado que el asesinato de Bin Laden es un “éxito significativo” para la seguridad de los aliados y de las naciones que se han sumado a ellos en su lucha contra el terrorismo y ha dejado claro que la organización seguirá defendiendo los valores de “libertad, democracia y humanidad que Osama Bin Laden quería derrotar”. El Vaticano consideró que Bin Laden ha tenido “una gran responsabilidad en difundir divisiones y odio entre los pueblos, causando la muerte de innumerables personas, y en instrumentalizar la religión para este fin”.