"Hace un tiempo una nena de 4 años murió en mis brazos, hoy me tocó ayudar a una mamá a dar a luz. Creo que Dios me puso en el lugar justo y a tiempo esta vez". Así, todavía emocionado, abrió la charla el agente Gustavo Arévalo, que junto a varios policías de Pocito, oficiaron de parteros para que Milena Morales diera a luz a su beba. Para el cabo Roberto Cabrera en cambio fue la segunda vez que asiste un parto, pero hace poco también le tocó vivir una situación extrema.


Para los dos el hecho acontecido en plena pandemia por el Covid-19, será una experiencia que jamás olvidarán. Habían pasado pocos minutos de las 17 horas cuando un llamado al 911 hizo saber que en una vivienda de Villa Colmina, al oeste de calle Aberastain y calle 16, en Pocito, una joven comenzaba con su trabajo de parto. El agente Arévalo, que en el móvil de la Comunal se encontraba de recorrida por calle 15 y Mendoza, fue el primero en llegar. Fue allí que el joven policía de 25 años recomendó a la mujer que esperara a la ambulancia acostada, pero la mujer pidió ir al baño y fue allí que llegó la situación al límite cuando "rompió bolsa" y el parto no podía esperar más. 

"En el momento uno actúa con la mente fría. Le pedí a Dios que todo saliera bien".
GUSTAVO ARÉVALO  - Agente Policía Comunal

"Era el momento de actuar, se trataba de una vida y allí los segundos valen. Rápidamente descolgué una cortina del baño y le pedí al marido de la chica una frazada para acostar a la joven. Traté de acordarme de todo lo que nos enseñaron en la Escuela de Policía y, con la mente fría, actué. Nada podía fallar y cuando escuché que la beba lloró, fue una sensación hermosa que nunca en la vida voy a olvidar", expresó el agente que con apenas 3 de servicio, ofició de héroe para esa joven mamá pocitana. 


En ese momento fue cuando llegó el móvil de la Comisaría 7ma con el cabo Cabrera. Junto a otros policías de La Rinconada, hicieron el trabajo de logística para Arévalo, el ocasional partero que con un broche apretó el cordón umbilical hasta que la ambulancia se hizo presente. "Es lo mejor que le puede pasar a un policía. Es un momento donde sentís orgullo por la profesión, donde olvidás otros sucesos como por ejemplo cuando corre riesgo tu vida", agregó Cabrera, recordando cuando hace un tiempo fue atacado con una tumbera en una gresca. El cabo lleva 11 años de servicio y participa por segunda vez en un parto. "Si bien a nosotros nos preparan para eso, estar ahí en la práctica es otra cosa. Creo que Dios aporta lo suyo también", comentó Cabrera. 

"Los policías pasamos momentos duros pero hechos como éste, es lo más hermoso".
ROBERTO CABRERA - Cabo de la Comisaría 7ma

También aferrándose a sus creencias religiosas, Arévalo dijo que Dios esta vez le dio revancha: "Dios quiso que esté en el momento justo y a tiempo. Me tocó una vez recibir a una mamá con una nena de 4 años descompensada, le hice trabajos de reanimación pero nada pude hacer para salvarle la vida. Fue lo peor que me tocó vivir, pero esta vez fue todo lo contrario. Ese llanto de la beba cuando nació no se me olvidará jamás. La familia no paraba de agradecernos", recordó emocionado el policía, papá de dos pequeños, que fue el héroe sin capa para esa joven mamá que ayer junto a la recién nacida Milagros esperaban el alta en el Hospital Rawson.