Un nuevo informe de las existencias de vinos a octubre dado a conocer por el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) reveló que de mantenerse las actuales cifras de consumos, tanto en el sector interno como en el exterior, se llegará al límite con las cantidades necesarias para abastecer los mercados al 1 de junio del 2021, cuando se liberan los despachos de los caldos nuevos. En el sector no recuerdan una situación similar en los últimos 16 años, porque hay que remontarse al 2004 para encontrar un panorama parecido.

Con estas cifras, hay expectativas de que los precios del vino puedan seguir subiendo, para beneficio del sector productivo, que viene castigado con una merma en la última cosecha y con serias dificultades para enfrentar las labores necesarias en los parrales por la crisis hídrica y el impacto de la suba del dólar en los insumos, como son los fertilizantes y la mayor parte de los elementos que se utilizan en los sistema de riego por goteo.

Según los números disponibles, a octubre hay casi 1.374 millones de litros de existencias (ver infografía), contabilizando los caldos blancos y tintos y correspondientes a todas las provincias vitivinícolas. Según las cuentas que sacan en el sector, por mes salen entre mercado interno y externo, unos 110 millones de litros, que multiplicados por 8, que son los meses que faltan hasta junio, cuando se liberarán los vinos de la nueva cosecha, son 880 millones de litros. Restados a los 1.374 millones de litros, y descontados los llamados vinos de guarda, que suman unos 100 millones de litros, de una calidad superior y que van a otro tipo de mercados, quedarían unos 374 millones de litros, suficientes para apenas poco más de 3 meses de despacho. Esto es lo que se considera mínimo suficiente para un funcionamiento normal del mercado.

En el sector recuerdan que la última vez que se llegó con existencias similares como podría ocurrir ahora fue en 2004, cuando incluso fue necesario adelantar la fecha de despachos de vinos al 17 de mayo. En los últimos años esa fecha ha venido siendo el 1 de junio.

Si bien lo normal en los últimos años han sido los excedentes vínicos, que van en contra de que los vinos puedan subir de precios, ese año se dio la particularidad de que, primero, hubo una merma del orden del 20% en la cosecha, y después, por la pandemia, ha venido creciendo el consumo en el mercado interno. Y a la par los envíos al exterior.

Sobre el análisis de estos números, el vicepresidente del INV, Hugo Carmona, sostuvo que "hay que tener en cuenta que, con estas proyecciones, si la próxima cosecha es baja, se pueden llegar a tener muchos problemas en el 2022". Y agregó que "preocupa que en el futuro, por el cambio climático, la falta de agua más los bajos rendimientos, pueda llegar a faltar materia prima".

El que habló de que en este contexto los precios podrían subir fue Pablo Martín, de la Mesa Vitícola. "Hay margen suficiente para que los precios sigan subiendo".

En septiembre el litro de vino genérico, blanco o tinto, rondaba los 17 pesos y ahora trepó a entre 19 a 20 pesos, pagaderos en 4 meses.

Desde la Cámara de Bodegueros, Mario Pulenta dijo que en la actual situación "hay impacto en el precio del vino de traslado. Esto seguramente va a traer algún aumento al consumidor. Pero hay que ver si eso dificulta o no las ventas hacia adelante".

Angel Leotta, titular de la Cámara Vitivinícola, que nuclea a las bodegas trasladistas, manifestó que "todos los extremos son malos. Nadie podía imaginar que se iba a consumir más, pero hace falta un equilibrio porque si el precio crece mucho en la góndola podría caer el consumo. Ese equilibrio hay que conseguirlo en forma paulatina.". Y agregó que "de todos modos, hasta ahora el mercado se viene desenvolviendo en forma normal".

CONSUMO

110  Son los millones de litros que se calcula, según fuentes del sector, que se destinan a abastecer tanto el mercado interno como los envíos a los destinos internacionales.

  • Ya se anticipa una merma en la cosecha

Si bien aún faltan varias semanas para poder empezar a estimar cuál podrá ser el volumen de producción de la vendimia 2020/2021, en una nota de este diario se mencionó que entidades productoras empezaron a advertir que en diferentes zonas viene una merma en las uvas de variedades comunes o criollas, como Cereza, y blancas. En la Federación de Viñateros se animan incluso ya a estimar una disminución de hasta el 25% respecto a una cosecha normal de estas variedades, y dicen que lo sacan de acuerdo a la menor cantidad de racimos y brotes que se observan en los parrales: en Santa Lucía, 9 de Julio y Media Agua aseguran que se observa la formación de sólo un racimo por brote, y un brote por bracero cuando lo habitual en ambos casos es dos o tres. Mencionan que la causa son posibles heladas no advertidas, golpes de calor, déficit de riego por escasez de agua, además del poco trabajo de fertilización por menores recursos económicos del sector primario.