Botellas de plástico en el santuario, en la las calles internas, en los descampados. Tachos de residuos colapsados. Este es el panorama que se podía observar en la Difunta Correa, hasta hace un mes. Pero el escenario empezó a modificarse desde que está funcionando la compactadora de plástico. Lo que hace la máquina es achicar al máximo el volumen de la botella y armar paquetes. Este formato hace que se pueda vender con mayor facilidad, según dijo Daniel Rojas, administrador del Santuario de la Difunta Correa.
Lo que hace la compactadora es achicar al máximo la botella de plástico y armar packs que pesan entre 10 y 12 kilos. Para armar un paquete, se necesitan al menos 250 botellas. La máquina está colocada en uno de los galpones que hay en el santuario. Allí armaron una enorme pileta en la que acumulan las botellas que recogen los empleados del santuario, de distintos puntos del predio. Los paquetes que están armando, los van colocando a un costado del galpón. "La idea es vender el plástico compactado. Antes de esto era complicado porque nadie quería comprar las botellas ya que eran muy livianas y ocupaban mucho espacio. También era un problema para que se las llevaran los camiones recolectores de residuos del municipio", dijo Rojas.
Desde que está funcionando la máquina, compactó unas 30.000 botellas. Y ya están preparadas unas 150.000 más, para ser empaquetadas en los próximos días. Para esta tarea, designaron dos empleados del santuario, que se dedican exclusivamente a la recolección de esta clase de residuos y a su posterior compactación. "El objetivo es que, después de la Cabalgata, saquemos la primer camionada de botellas empaquetadas para vender", agregó Rojas.
Hasta el momento no saben dónde será vendido este plástico. Pero, según Rojas, ya hicieron contacto con Mendoza y Buenos Aires. En estos días tendrán una reunión con un empresario local que hace postes en base al plástico de las botellas. "El dinero recaudado de la venta de este plástico será destinado a obras del santuario", dijo Rojas.
La compactadora fue adquirida en Buenos Aires el año pasado. Pero no empezó a funcionar inmediatamente, porque tuvieron que cambiarle algunos repuestos. Costó 7.500 pesos. Aunque su precio real era de 21.000 pesos, Rojas dijo que la consiguieron más barata gracias a un promesante de la Difunta Correa.
El problema de los residuos y las botellas plásticas en el santuario no es nuevo. Por lo general, los promesantes le llevan agua a la Difunta y lo hacen en recipientes que dejan allí. A esto se suman los turistas que también dejan basura. Desde que empezó el año, ya pasaron por el lugar unas 70.000 personas. Esperan una cifra similar para Semana Santa y otra multitud para la tradicional Cabalgata de la Fe, que se realizará los primeros días de abril. En el 2008, Medio Ambiente sancionó al santuario por tirar residuos en medio del campo. Daniel Rojas, dijo en ese momento que "estos desechos eran restos de lo que alguna vez fueron las ofrendas de promesantes, que con el paso del tiempo y los factores climáticos, se fueron deteriorando".