"Los chilenos necesitan de nuestras pasturas, y nosotros del dinero que pagan por el permiso al pastoreo. Por eso queremos legalizar la actividad y poner en marcha estrategias que nos aseguren el pago del canon correspondiente". Estas fueron las declaraciones del secretario de Gobierno de Calingasta, Jorge Castañeda, respecto a las veranadas que, a pesar de estar prohibidas, continúan desarrollándose en la cordillera calingastina y sin darle a la provincia las ganancias correspondientes. El funcionario dijo que en el 2008 sólo se recaudó un 15% del total de lo estimado porque fue difícil concretar el cobro del canon. De todos modos, el dinero recaudado sirvió para concretar algunas obras para el pueblo calingastino. La veranada de este año está por comenzar y los Gobiernos de ambos lados trabajan para llegar a un acuerdo que legalice y regularice esta actividad.
Históricamente los chilenos cruzaron su ganado al lado argentino para que pastara en los campos de la cordillera, previo pago de un canon que se depositaba en una cuenta bancaria. Pero desde el 2000 las veranadas fueron prohibidas por el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) de Chile por temor a la aftosa. Sin embargo la actividad continuó desarrollándose de manera clandestina, y sin generarle a San Juan la ganancia correspondiente.
"Al quedar prohibida la actividad y suspenderse del pago del canon a través del banco, estos años tuvimos que ir en expedición a lomo de mula hasta la cordillera para cobrarles personalmente a los arrieros que siguieron ingresando a pesar de la prohibición -contó Castañeda-. Pero esta medida no dio resultado y la recaudación fue bajando con los años. En el 2008 se recaudó en total unos 26.000 dólares, un 15% de lo estimado, teniendo en cuenta que por temporada entran en promedio unas 47.000 cabezas, y que se cobra 4 dólares por cada una".
Según el funcionario calingastino, la baja recaudación de estos años se debe a que, al no haber un marco legal que regularice la actividad, no se dispone de un registro de la cantidad de cabezas que ingresa cada chileno, y a que es muy difícil recorrer a lomo de mula las 8.000 hectáreas de territorio apto para pastoreo en busca de los arrieros para que paguen el canon. De todos modos, el secretario de Gobierno dijo que la veranada es un buen negocio para los calingastinos, y que se debe fomentar y legalizar.
"El 50% de lo recaudado es para el Gobierno provincial, el 22% para Gendarmería por su trabajo de control y asistencia en el lugar, y el 28% restante para la Municipalidad de Calingasta -explicó Castañeda-. Con lo que nos tocó el año pasado, pudimos calefaccionar los dos hospitales departamentales y mejorar la estructura de algunos edificios escolares, entre otras obras".
Castañeda sostuvo que a los calingastinos les viene bien tener estos ingresos y que por eso el Gobierno departamental está tratando de que las veranadas vuelvan a ser una actividad permitida. Para ello le ofreció al Gobierno chileno la determinación de una zona de pastoreo libre de aftosa, garantizada por el Senasa y el SAG. A cambio, solicita el pago del canon nuevamente a través de una cuenta bancaria y previo al ingreso a la cordillera.
La veranada comienza en la segunda quincena de noviembre y se extiende hasta principios de abril. En esos meses los arrieros chilenos también se dedican a la elaboración de quesos que luego son trasladados a Chile para su comercialización.