Los soldados desembarcaron en la vereda del hospital y comenzaron a tocar un villancico para entrar en calor. En menos de 1 minuto, estuvieron rodeados por chicos que los siguieron por todo el edificio y sin quitarles los ojos de encima hasta que terminaron el concierto. Ayer, la Banda de Música del RIM 22 visitó el Hospital Rawson para tocar marchas y temas navideños y entregarles regalos a los niños que estaban en el lugar. De esta última tarea no sólo participó uno de los músicos caracterizado de Papá Noel, sino también las esposas del jefe del RIM y del director de la Banda, también vestidas de rojo.
Cuando la Banda comenzó a tocar en la entrada de la sala de guardia del Hospital de Niños, se produjo una revolución. Todos los chicos que esperaban ser atendidos salieron corriendo para ver el espectáculo y hasta dirigir a los músicos. El director de la Banda, Matías Pinatti, les prestó el morrión y la batuta a todos los chicos que quisieron ocupar su lugar por unos minutos.
Los soldados se trasladaron hasta el ingreso a la sala de espera de la parte nueva del hospital. Pese a que no fueron tocando, igual tuvieron un público que los acompañó. Fueron los niños que estaban por el lugar y que los siguieron observando atentamente sus uniformes e instrumentos. Entre ellos, los que estaban en la guardería de Casa Cuna que salieron cuando escucharon el típico ‘Jo, Jo, Jo’ de Papá Noel. Ellos también presenciaron el concierto y con mucho más entusiasmo que los demás. Uno de los varones aplaudió y gritó ¡bravo! cada vez que terminó un tema. En tanto que una de las nenas bailó sentada y moviendo los brazos, al son de la música.
Este entusiasmo de los chicos terminó por contagiar a los grandes que se animaron a cantar Nochecitas de San Juan y la Marcha de San Lorenzo junto a la banda.
Antes de despedirse, los músicos desfilaron por los patios internos del hospital para que tanto las personas que esperaban ser atendidas como las que estaban internadas en los pisos más altos pudieran escuchar un poco de su música. Y la propuesta surtió efecto. Los pacientes ambulatorios salieron de los consultorios para verlos en tanto que los internados se asomaron por las ventanas para saludarlos con pañuelos y hacerles fotos.

