Los vecinos del Centro Cívico salieron a la vereda para aplaudir a los corredores. Algunos incluso se animaron a chocarles las manos. Mientras que los automovilistas, los acompañaron con bocinazos y gritos de aliento. Los niños eran los que más agradecieron las muestras de cariño, agitando los brazos y hasta lanzando besos al aire.
