Las hay verticales y formando cuadros pequeños o más grandes. La mayoría tiene una puerta chiquita que los comerciantes abren para atender a sus clientes. Así son las rejas que cubren muchos de los 36 comercios y clínicas que hay en calle José Dolores entre Mendoza y General Acha, en Rawson. Es que, según los vecinos, desde el año pasado, casi todos los comercios sufrieron robos. Y sólo en el último mes, 3 locales fueron asaltados. A eso se suma que casi todas las semanas hay víctimas de arrebatos en la vereda. Por eso, quienes viven y trabajan allí tienen un sentimiento común: miedo. Eso los motivó a pedir mayor presencia de la Policía.
“Estábamos asustados, pero que hayan robado en tres comercios en menos de un mes, es demasiado”, contó Mauricio Caif, de la farmacia José Dolores, uno de los pocos comerciantes que se animó a dar su nombre. Y dijo que “de esos robos uno fue en una tienda, otro en una carnicería y otro a la clínica de mi papá. Ahí entraron cuatro hombres armados”. En su farmacia hay una especie de corralito de hierro azul, que hicieron para atender a la gente sin que ingrese al negocio.
En la otra farmacia de la zona también trabajan tras las rejas. “Se vive con miedo. Nosotros cerramos las rejas a las 19 y atendemos a través de ella. Ya nos robaron 2 veces”, contó la encargada.
Ante el temor por la inseguridad en esas 10 cuadras, los vecinos optaron por ayudarse entre sí. Un hombre que vive allí, y prefirió mantener su nombre en reserva, contó que hizo una lista con los teléfonos de sus vecinos, para que puedan llamarse entre sí, si ven algo raro. Por su parte, un panadero que tiene su negocio casi llegando a la calle General Acha, cuida a las mujeres que atienden comercios en la cuadra. “Cuando cierro la panadería les aviso a las dueñas de los negocios de alrededor. Después, veo cómo todas bajan las persianas”, contó el hombre.
Una de esas vecinas es Bárbara Torres, quien trabaja en una boutique que fue asaltada por 2 hombres armados, hace 15 días. “Entraron y golpearon a algunas personas. El hijo de la dueña del negocio, forcejeó con ellos y se fueron. Antes cerrábamos a las 21.30. Ahora, a eso de las 20, cuando se va el panadero”, contó.
Según los vecinos, la mayoría de los ladrones va con la cara tapada. Y muchos pasan en moto y arrebatan las carteras de quienes caminan por la vereda.
La dueña de la avícola de la zona quien, tampoco quiso decir su nombre, sufrió 2 robos el año pasado. Y ahora trabaja en un búnker: atiende a través de rejas, tiene una puerta que sólo puede abrirse electrónicamente y paga seguridad privada.
Ahora, a raíz de la nota que los vecinos escribieron pidiendo vigilancia policial, hay efectivos que recorren la zona. Según comentó el jefe de Policía, Miguel González, analizaron la situación y decidieron dar respuesta favorable al pedido. Sin embargo, los vecinos pretenden mayor seguridad, dicen que sólo ven a los efectivos por la tarde.

