En 2004, 74 personas se recibieron en el primer curso para instructores que ofreció el Gobierno de la provincia. Parte de estos instructores iban a ser absorbidos en la llamada Autoescuela Mixta en 2005, que iba a depender del Estado, y los otros podían presentar proyectos para abrir academias privadas, con aval oficial. Sin embargo, nunca se abrieron las escuelas y por eso un grupo de instructores salió al ruedo a buscar trabajo. Y en pocos años, este grupo se consolidó en un mercado al que definen como en franco crecimiento y los instructores llegan a tener hasta 10 alumnos por día, que pagan entre 40 y 50 pesos por hora de enseñanza.

Según los instructores que se recibieron en el primer y único curso que dio el Gobierno, hay entre 7 y 8 profesores con el certificado correspondiente que trabajan actualmente, mientras que aseguran que existe otro grupo de 4 ó 5 personas que no hizo el curso pero que ofrece sus servicios a través de avisos publicitarios. Sin embargo, como los recibidos siguen esperando la matrícula que los habilite oficialmente, un trámite que desde hace años está en el área legal de la Dirección de Tránsito y Transporte, la diferencia entre unos y otros pasa hoy exclusivamente por la decisión del cliente de contratar a una persona que tiene o no el certificado que lo acredite como instructor.

"Nosotros tenemos los certificados y el aval del Gobierno, pero para conseguir la habilitación necesitamos la matrícula. Es un viejo pedido que esperamos pueda ser escuchado alguna vez", dijo Silvia Rodríguez.

Sin embargo, pese a esta circunstancia, los instructores no dan abasto. "No hay día libre en este trabajo. Afortunadamente, siempre hay alumnos y con los colegas hemos abierto un mercado que hasta hace menos de 10 años era muy reducido", contó Mónica Vicentela, instructora.

Los que enseñan dividen el año en épocas altas y normales. Las altas corresponden a los meses de noviembre a marzo y julio, que corresponde a los periodos de vacaciones de los estudiantes. En esos meses, de acuerdo a los instructores, suelen tener hasta 10 alumnos por día. Como son clases personalizadas y por hora, son largos días de enseñanza y mucha paciencia. A grosso modo, según los instructores consultados, las personas que buscan enseñanza para conducir sus autos tienen un rango de edad de 17 a 50 años, de las cuales el 60 por ciento son mujeres.

"Hay estudiantes que no saben absolutamente nada sobre conducción, mientras que hay otros que saben manejar pero necesitan ayuda para las maniobras de estacionamiento. Un curso tarda entre 10 y 12 días seguidos, con una hora de aprendizaje diario", indicó Víctor Pérez.

Mientras algunos profesores utilizan sus autos para preparar a sus estudiantes y otro tiene un coche doble comando, algunos usan los vehículos de los clientes, luego de buscarlos, llevarlos a calles con poco tránsito cerca de sus domicilios y trasladarlos nuevamente a sus casas. "Hasta no hace muchos años, en San Juan sólo había dos personas que enseñaban a manejar. Cuando egresó la camada de instructores y no aparecieron las escuelas, empezamos a trabajar en forma especializada. Por entonces mucha gente pensó que nuestro trabajo era pasatista, pero perseveramos, nos mantuvimos y le dimos seriedad a un rubro que en la provincia pasaba desapercibido y que hoy le permite a varias familias vivir de esto", apuntó Mauricio Ramis.