Adorable, El Principito seduce a los lectores con su mezcla de curiosidad, ingenuidad e idealismo. También lo hacen la hermosa y caprichosa Rosa (el amor) y el fiel Zorro (la amistad), que son sin dudas los coprotagonistas necesarios de esta aventura emocional. Parte del montón, semejantes a tantas rosas y tantos zorros, sin embargo, con ellos y de ellos el Principito aprende que son únicos en el mundo, gracias a los lazos que los unen y al tiempo que les llevó tejerlos, a haberlos "domesticado’.
Claro que cada planeta también aporta lo suyo: desde el absurdo rey hasta el desolado bebedor, sin olvidar la astuta serpiente que finalmente lo devolverá a su hogar (para muchos representa la muerte), todos tienen algo valioso para ofrecer en este largo viaje de aprendizajes.