Se lo percibe entregado a sus clientes, observando el cuidado de sus vitrinas y compenetrado en su micromundo de glam -ese espacio habitado por platería, joyas, relojes y la colaboración estoica de su esposa Esther Sánchez (59) y su hija Heidi Erika (37)-. Es Arnold Ernesto Bofinger (75), el propietario de la joyería que presume su apellido, está ubicado en la calle Mendoza 163 Sur y que lleva más de cuatro décadas adornando con elegancia la piel sanjuanina. Ahí, en su bunker de brillo y tiempo, compartirá su historia de vida y "el origen de su esfuerzo". En ese flashback emocional, el hijo de Ernesto Augusto y Alicia Vescobo, contó que nació en Suiza como su progenitor de sangre alemana, que su mamá nació en Mendoza y tiene descendencia italiana, que sus hermanos se llaman Iris y Hermes (el socio fundador de la joyería) y que su hijo Leandro Arnold (35) también prolonga el rubro "pero la pilotea él" -que es la joyería Bulgari que queda en la galería Central-.

"No tuve precedentes en la familia. Aprendí de relojería a los 10 años cuando trabajaba como cadete en una joyería. Me volqué a la mecánica de precisión a los 18, cuando me recibí de enólogo en 1952 y porque no tenía trabajo", relató con emoción y agregó que "en 1956 cuando terminé el servicio militar hice un curso de relojería a distancia. En aquella época trabajaba durante la mañana como policía y al mediodía como relojero en la joyería Tic Tac". En 1958 su tenacidad lo llevó a olvidarse de la fuerza de seguridad, a regresar a su país natal y perfeccionarse en la meca de la relojería durante 4 años (y al lado de un maestro relojero). Una vez fogueado, en 1962 y a los 27 años, regresó a San Juan y alquiló un pequeño local en la calle Laprida al 75 Oeste que "paradójicamente fue de la joyería Grossi". Luego de un tiempo "arreglando relojes y luchándola como podía", en 1969 se asocia con su hermano Hermes (manejaba la parte contable) y luego compran el local. Tras disolver la sociedad, continuó solidificando lo que hoy, es su sello familiar. "Ojalá que no se pierda esto que construí con esfuerzo. Mis hijos son solteros y cuando no esté les hará falta un alma relojera", concluyó melancólico.