Llegó apenas cubierta con una bata de satén negro que insinuaba, sin mostrar las curvas que la hicieron famosa cuando le puso el cuerpo a un reclamo ambientalista contra las papeleras, en el año 2006 y ante una treintena de presidentes de todo el mundo. Sonriente y sin dejar de responder a cada pedido de foto que le hacían en el inicio del corso de Chimbas el sábado por la noche, Evangelina Carrozo saludó al gobernador José Luis Gioja, al intendente de Chimbas, Mario Tello, y antes de subir al carruaje que la conduciría por calle Mendoza, dejó clara su posición sobre la minería. "Todo hecho en su medida es bueno", dijo, sin demorar la respuesta ante la requisitoria sobre su posición como militante ambientalista, ante la minería que se practica en San Juan. Después, un poco más reflexiva, agregó un párrafo acerca de los controles que deben ejercerse para que la actividad no cause daño. "Con los cuidados necesarios y sin abusar de la naturaleza, se puede hacer todo. No hay por qué creer que algo sea malo en sí mismo. Lo que hay que hacer es respetar a la naturaleza y tener en cuenta la medida de las cosas, de los recursos, para no causar daños irreparables", aseguró, antes de entusiasmar a todos con un "¡Vamos, no aguanto más, me muero por bailar!".

Ya en el carruaje que abrió el corso de ayer, Evangelina tomó el micrófono frente al palco oficial y se dirigió a todos. "Estoy feliz de estar acá -dijo- porque tenía muchas ganas de venir. Pero más feliz estoy de ver cómo ha crecido esta fiesta, cuánto han trabajado ustedes para esto. ¡A divertirse gente, que esta fiesta es de todos ustedes!".