El cocinero es Alberto y está allí desde hace 11 años.

´Creo que mucha gente nos ve como raros o solitarios, pero somos justamente lo contrario´, agrega el seminarista.

Todos los días, a las 20, van todos a misa (hay cuatro capillas en el Seminario), luego cenan y salvo los viernes, en el que ven películas en la sala de recreación, a las 22,30 reina en el complejo lo que llaman “silencio mayor”.

Por otro lado, los fines de semana, los estudiantes de Filosofía van a las parroquias de origen los días sábados, mientras que los de Teología lo hacen sábados y parte del domingo. Lo que resta del fin de semana, lo comparten con sus familias. “Es muy loco porque pasa que el ratito que estás en casa, te sentís casi visitante. Y es propio de estar tanto tiempo afuera, pero es la vida que elegimos´, remata Mauro.