Sus ojos están vidriosos por las cataratas. Apenas se entiende lo que habla. Sus labios están hundidos por la falta de dientes, pero el rostro se le ilumina cuando se habla de San Martín. No recuerda cuántos años tiene, aunque sus conocidos dicen que debe andar por los 70. Martín Pato Irrazábal fue una leyenda en el fútbol local. Tanto así que hasta Boca lo quiso comprar pero el club se negó a negociar, según recuerdan sus allegados. "Fue el mejor 3 del fútbol argentino de esa época", cuenta el Gallego Pérez, uno de los exjugadores que participó ayer del homenaje. Para los conocedores del fútbol el Pato es ídolo como ya no los hay. Apenas con 17 años dejó el campo (nació en Sarmiento), para ir a la ciudad y vivir en una pequeña piecita en la esquina del club. Jugó toda su carrera en San Martín. Lo hizo desde 1965 a 1975. Este hombre fue un defensor que todos recuerdan como el mejor que se vio, pero que "no se hizo valer", según cuentan sus contemporáneos. Ayer, las anécdotas de los partidos, los goles, las peripecias y las alegrías, le devolvieron la sonrisa a su rostro. Una sonrisa que solía tener cuando hacía algún gol.
Hoy, el Pato está postrado en una silla de ruedas. Hace poco le amputaron una pierna. Años atrás estuvo en el Hospital Mental por problemas con el alcohol pero lo trasladaron porque empezó a recuperarse. Nadie sabe dónde está su familia. Él tampoco habla de ella.
Aunque no recuerda con precisión los años en los que jugó, reconoció a todos sus compañeros y dijo una y otra vez, como para que a nadie se le olvide, que siempre jugó de 3.
