Mientras daban las primeras instrucciones, los encargados de la puesta repetían una y otra vez la consigna: todos deberán meterse en el personaje, interpretarlo con cada gesto y estar conscientes del movimiento de cada parte de su cuerpo sin salirse de su rol ni por un segundo. Mientras, deberán sortear las pasarelas y escalinatas y no trastabillar al recorrer los desniveles de tierra y piedra. Todo, porque habrá público pegado a ellos que podrá observar cada detalle sin hacer el menor esfuerzo. Ese es el desafío de la presentación de “Raíces de libertad. Latinoamérica: la Patria Grande”, el show de cierre de la Fiesta del Sol 2014, que se presentará el 22 de febrero en el autódromo y cuyos ensayos comenzaron hace 4 días.

Por primera vez, los ensayos de la Fiesta del Sol se realizan en un espacio cerrado. Es que antes las prácticas se hacían en el Predio Ferial pero allí se está construyendo el museo de los dinosaurios por lo que la locación debió cambiar y las autoridades decidieron mudarse al galpón enorme de la ex Cepas Argentinas. Los actores y bailarines llegan allí pasadas las 19 y hacen fila. Al entrar deben presentar una credencial para que les tomen asistencia. Luego, se sientan a esperar el inicio del ensayo.

Una de las particularidades del show de este año, que tendrá como protagonistas a dos niños aborígenes que se enamorarán, se separarán y al crecer comenzarán a buscarse por gran parte de Latinoamérica metiéndose en las revoluciones de cada país, es que el escenario es enorme y tiene islas separadas por pasantes. La plataforma es tan compleja que tuvieron que pintar cada uno de sus contornos de manera puntillosa en el piso del galpón. Y para que los actores la visualicen, la directora de la puesta, Irene Ferreyra, debió usar un proyector y mostrar el dibujo del escenario marcando cada uno de sus recovecos y curvas.

Una vez que los actores pudieron situarse comenzaron las corridas. Es que la primera escena que están ensayando es casualmente el primer cuadro del guión. En él se plasma la vida tranquila en la aldea, con el sonido de instrumentos de viento, el trinar de los pájaros y la caída del agua. Pero la armonía se interrumpirá con el tropel de los caballos y la voz de un español que anunciará la invasión. Los soldados entrarán rápidamente y matarán a cada nativo que encuentren a su paso. Para ensayar eso, un grupo de actores corrió rápido, el otro miró con terror y pronto cayó abatido.

“Ustedes tienen miedo, los invaden les sacan todo, su vida corre peligro”, les dijo Silvana Moreno, co-coreógrafa del espectáculo a los actores para que pudieran impregnar sus caras de ese terror. Y agregó: “El público va a estar pegado a ustedes, no van a poder esconderse, tienen que mostrar cada sentimiento”.

Después de varias pasadas, los artistas lograron compenetrarse con la situación y realmente parecieron sentir el miedo en su interior. Ahora, tendrán que conocer y aprender a sentir en su piel las aventuras que les planteen los otros cuadros. Sólo así podrán sorprender al público, emocionarlo y motivarlo a aplaudir de pie.