Mañana, la selección argentina se medirá con Canadá, en la cancha de River, en el último compromiso antes de partir rumbo a Sudáfrica. Se anunció que estaban disponibles 58.477 entradas, pero del destino de esos tickets se sabe poco y nada. Es, verdaderamente, un misterio… Las entradas que se pusieron en venta en Ticketek se agotaron en un par de horas. No había ni una: ni las populares más económicas, de 40 pesos, ni las más onerosas, de 350. La comparación es obligada: ni siquiera para los partidos de las eliminatorias la demanda había alcanzado tanto ritmo. En estos casos, la otra posibilidad para comprar una localidad es la clásica: hacer la fila en la boletería. Sin embargo, para este partido no existió ningún punto de venta callejero. Un hecho sin antecedentes para los partidos de la selección. Con el transcurrir de los días, el misterio de las entradas creció. ¿Cómo pueden tener dueño casi 60.000 localidades en pocas horas, por Internet, casi sin promoción publicitaria del partido y sin venta pública? Para aumentar las dudas, los sponsors de la selección manifestaron que recibieron, tal la costumbre, su lote de entradas habituales. En este caso, la empresa Santa Mónica, organizadora de los partidos de la selección dentro del país, fue desplazada de su función por el Gobierno. El viernes se conoció un dato que ayuda a develar el misterio. Altas fuentes de la Secretaría General de la Presidencia confiaron que las entradas tenían un “destino especial”. Se deslizó que ese destino sería el ámbito político, y que los beneficiarios serían militantes relacionados con el aparato oficialista. Más aún: varios intendentes ya tendrían localidades, como Mario Ishii, el de José C. Paz, uno de los más cercanos a los Kirchner y de importante poder de convocatoria para los actos oficiales, que contaría con varios miles para redistribuir. Desde mediados del año pasado, la relación entre la dirigencia de la AFA encabezada por Julio Grondona y el Gobierno se hizo muy estrecha desde el vínculo existente por la televisación de los partidos del campeonato argentino: el nacimiento del “Fútbol para Todos”, en una cifra estimada en 600 millones de pesos anuales. Esa negociación tuvo como actores principales a dos hombres de mucho peso en ambas esferas: José Luis Meiszner, el secretario ejecutivo de la AFA, y Aníbal Fernández, el jefe de Gabinete. Los dos tienen una relación de muchos años, unidos, en parte, por la pasión que sienten por Quilmes. Cuando el partido se anunció en marzo, la AFA había anticipado en un comunicado: “El encuentro constituirá una gran fiesta que se suma a la celebración de los festejos del Bicentenario de la Revolución de Mayo”.