Con ese empuje típico de los italianos, Juan Bautista Del Bono llegó de Génova buscando nuevos horizontes y lo logró, al punto que convirtió a su apellido en uno de los más tradicionales de la provincia, con bases muy fuertes en la vitivinicultura. Tras su muerte, lo secundaron sus hijos, destacándose no sólo en lo industrial, sino también en lo político y social de San Juan.

Juan Bautista Del Bono llegó a San Juan en 1877 y se empleó en la bodega de Cereseto y Marenco, una de las más grandes de la época. Su capacidad y trabajo lo llevó rápidamente a convertirse en el gerente de la empresa. Pero Del Bono buscaba independizarse y en 1888 empezó producir casi artesanalmente, elaborando 200 bordelesas que le vendió a Cereseto. Dos años después pudo inaugurar su propio cuerpo elaborador, pegadito al establecimiento de Cereseto. Poco a poco, Del Bono fue expandiendo la capacidad de la bodega e incorporando nueva tecnología y equipamiento, construyendo nuevos cuerpos. Luego empezó a envasar con su marca propia, Del Bono, y vendía sus vinos a Buenos Aires y a provincias del Litoral, Centro y Norte del país.

Sus hijos, Bartolomé y Carlos ya se habían sumado a la empresa y tomaron el timón cuando falleció Juan Bautista, en 1908. Para 1910, la bodega tenía 11 cuerpos, la vasija era parte de roble francés y parte de hormigón (aérea y en depósitos subterráneos), mientras que el predio de 10 hectáreas estaba compartido con el famoso chalet de la familia y sus jardines, casa de peones y un pequeño viñedo. Para entonces, se consideraba que la bodega Del Bono a nivel tecnológico estaba a la altura de las mejores de Mendoza, aunque en menor escala.

El establecimiento fue vendido a los hermanos alemanes Wiedenbrüg, mientras que los hijos de Del Bono ya habían decidido ampliarse con viñedos a otros departamentos. Por su parte, en 1922, Bartolomé inauguró su bodega en 25 de Mayo, una impresionante fortaleza que dio nacimiento a la Villa Borjas, conocida popularmente como Las Casuarinas. Por más de medio siglo, ese establecimiento se dedicó a la producción de vinos de diferentes variedades y hasta de bebidas blancas como coñac y pisco. Fue una de las primeras bodegas de San Juan en exportar estos productos, lo que significó prosperidad y progreso para 25 de Mayo.