El llanto desconsolado de una expedicionaria alteró a todos en el comienzo de la expedición. La chica tuvo un ataque de pánico en Manantiales. Y por esto el clima, que hasta entonces era festivo, cambió por completo. Los jinetes que ya estaban montados se pusieron nerviosos, pero igual se acercaron a la periodista de Télam para poder consolarla y tranquilizarla. Pero Leticia Pogoriles insistía en bajarse de la mula. Fue ahí cuando el gobernador Gioja y el intendente Marcelo Lima se acercaron a hablar y contener a la chica. Mientras que el juez Federal de Salta, Abel Fleming, se comprometió a acompañarla durante todo el viaje para que se sintiera segura.

Éste fue el primer signo que marcó el Cruce Sanmartiniano 2013 y que desde el comienzo mostró que sería el más fraterno y solidario de todas las ediciones, según dijeron los expedicionarios.

Desde el primer día quedó marcada la homogeneidad del grupo de jinetes y no importó si eran famosos, baqueanos o soldados.

Por esto este grupo se diferenció al de otras ediciones, según dijeron los más experimentados. En otros años se formaron grupitos que hacían su fogón y sus reuniones, pero en la novena edición esto no sucedió.

Esta solidaridad se pudo observar en varias situaciones como en la cena. Es que muchos olvidaron sus platos y cubiertos, pero esto no fue un problema ya que los que lo tenían los compartieron para que todos degustaran los guisos de Gendarmería.

Además, al fogón diario asistieron todos los expedicionarios y aprovecharon para relajarse y compartir sin diferencias el show de Rulo Arredondo y Sergio Arancibia, mientras una botella de bebida espirituosa pasó de mano en mano entre los expedicionarios y baqueanos. Algunos de los espectadores más desinhibidos aprovecharon para cantar algo o contar un chiste. En el momento en que los expedicionarios se iban a dormir fue común observar que ayudaban a cargar las monturas de sus compañeros de carpa y acomodaban los pellones para hacer más confortable la parcela en donde posaban las bolsacamas.

Todas estas vivencias que compartió este grupo, llevó a que la cabalgata se hiciera más amena ya que siempre se encontraba un compañero con quién poder hablar en el camino.
La fraternidad y solidaridad llevó a que en cada jornada el grupo de 117 expedicionarios llegara casi al mismo tiempo a los campamentos de Las Frías y Sardina, y lo hicieran en tiempo récord. Es que, según comentaron los de más experiencia, este año estuvo marcado por cumplir con las cabalgatas en menos tiempo que en años anteriores. Esto se logró porque todos respetaron el toque de diana y antes de que se dé la señal de salida ya estaban montados y esperando el grito del gobernador Gioja.