Anoche estaba prevista la realización de las Fallas Valencianas en la provincia, pero las inclemencias climáticas hicieron que los organizadores decidieran suspender la fiesta hasta el próximo vienes 18 de marzo. La medida de la suspensión se dio a conocer ayer por la mañana, después que el pronóstico meteorológico indicara que durante el fin de semana iba a descender la temperatura y podía llover.

"No quisimos arriesgarnos a que la gente llegara hasta el predio y tuviera que devolverse a su casa por el mal tiempo", dijo Ernesto Mestre, al frente de la organización, quien además aseguró que las personas que ya compraron la entrada y que no puedan asistir el próximo viernes a la fiesta, tendrán la oportunidad de ir hasta las instalaciones del Centro Valenciano para pedir el reintegro del dinero.

Mestre aseguró que la única modificación que se hizo fue la fecha. Por lo demás, las actividades que se lleven a cabo, serán las mismas que anunciaron con anterioridad, durante una conferencia de prensa que hicieron en Turismo. En esa oportunidad se anunció que para estas fallas los niños iban a tomar un protagonismo sin precedente en la celebración. Por iniciativa de la Fallera Mayor, Marcela Palonés, cerca de 30 chicos trabajaron durante todo el verano para confeccionar seis ninot, que iban a ser quemados anoche, junto al ninot principal. Pero este ritual se realizará el próximo viernes en el predio del Centro Valenciano de San Juan, que es donde se realizará la fiesta.

El próximo viernes, las Fallas Valencianas comenzarán a las 22 y en la previa a la quema del ninot principal, que en esta oportunidad representará un barco con una familia en la proa y delfines a los costados, que representan la memoria de los inmigrantes valencianos que cruzaron el Atlántico, habrá espectáculos musicales y stands de comidas típicas. Las entradas siguen a la venta y cuestan 30 pesos. Los niños menores de 10 años no pagarán.

Las Fallas Valencianas es una tradición que nació de los artesanos valencianos, que para el día de san José quemaban todo aquello que les había salido mal. Con el paso del tiempo, se transformó en el principal atractivo turístico de Valencia. Y ya no sólo se quema lo que está mal, sino también algo positivo. La celebración llegó a la provincia de la mano de los inmigrantes valencianos.