En la nueva declaración, Juan Brozina sostiene que el Arzobispado tiene cuentas en el exterior, concretamente en el Banco Santander Internacional Miami y en el Instituto para Operaciones Religiosas (IOR), y le dedica varios párrafos a describir lo que entiende que era un circuito para esquivar a la AFIP y no tener que pagar impuestos. Según dice, por decisión de monseñor, de esas entidades financieras se extraían fondos y se ingresaban al país sin declararlos, para después realizarlos en el “mercado cambiario paralelo”.
“El propio obispo viajaba y traía dinero en efectivo o utilizaba a distintos sacerdotes”, asegura. Y sostiene que una vez “se perdieron en el avión 10 mil dólares, ordenando que la referida suma se hiciera figurar como entregada en efectivo al presbítero Eduardo Gutiérrez Bonduel”.
Como prueba de lo que dice, el contador cuenta en el escrito que una de las operaciones se encuentra registrada en una casa de cambio del microcentro sanjuanino. Incluso, sostiene que monseñor se vio obligado a contestar una intimación del Banco Central por esa operación y aclarar el origen de los fondos.
Por estos hechos también pide pruebas. Entre otras, los extractos del IOR y del Santander Internacional.
