"Arco, arco", gritaba una profesora mientras aplaudía detrás del arquero. "A la derecha, un poco más atrás", decía un profesor ubicado en la orilla de la cancha. "¿Dónde está el arco, profe?", preguntaba perdido el jugador de Marquesado, Roberto Ovejero. Mientras tanto, todos se concentraban en escuchar los cascabeles que sonaban adentro de la pelota en un partido que se jugó de oído. Fue ayer, en el Día Internacional del Bastón Blanco, cuando un grupo de jugadores profesionales de fútbol se cubrió los ojos para disputar un partido contra personas ciegas, en la peatonal Tucumán.

El primer paso, el reconocimiento de cancha. Los competidores no videntes, miembros de Asociación Puertas Abiertas, recorrieron el contorno de la cancha tocando la baranda que funcionaba como límite con sus bastones. Mientras tanto, Ovejero, su compañero de cancha Diego Verón y el arquero de Unión, Carlos Biasotti (quien ayer no ocupó la valla), se cubrían los ojos con antiparras negras. "Ahí está, no veo nada. ¿Ahora qué hago. Puedo mirar una vez más el piso?", preguntaba Biasotti después de descubrir que lo único que veía era oscuridad.

Los 8 jugadores, 6 en la cancha y 2 arqueros que sí veían, jugaron un partido de 2 tiempos de 10 minutos cada uno. Y ni bien la pelota comenzó a moverse, Belén Rodríguez, una de las chicas ciegas, marcó el primer gol. Mientras tanto, los jugadores profesionales buscaban ayuda haciendo preguntas a los encargados de guiarlos o tocaban a los contrincantes para moverse más seguros.

La gran incógnita era dónde estaba la pelota. Y el más perdido era Biasotti, movía las manos como buscando algo en el aire y siempre estaba lejos y de espaldas al lugar donde se encontraban la pelota y el resto de los jugadores. Pero, al final, después de destaparse los ojos en el entretiempo para volver a mirar la cancha, fue el único de los jugadores videntes que tiró una pelota al arco, aunque no entró. A la vez, sus compañeros intentaban sacarle la pelota a los contrincantes, aunque con pocos resultados.

Al final, el partido terminó con goleada: el equipo de los no videntes venció a los profesionales 6 a 0. Y los jugadores recibieron una lección: "Es admirable lo que hace esta gente. Uno no se da cuenta hasta que vive la experiencia de jugar sin ver. De afuera puede resultar gracioso ver cómo nos perdíamos, pero desde adentro uno aprende muchas cosas", comentó Biasotti al terminar el partido.