Desde que volvió la democracia al país en 1983, la historia marca que en las elecciones meramente legislativas, la suerte de la fuerza política del Gobierno nacional se repitió siempre en las elecciones presidenciales siguientes. A dos presidentes les fue bien: Menem ganó en las legislativas de 1993 y logró la reelección en el ´95. Y el kirchnerismo se impuso en las legislativas de 2005, para que en el 2007 Néstor Kirchner le pasara el bastón de mando a su esposa Cristina. Por el contrario, cuando en una elección legislativa no fue el Gobierno el que se impuso, siempre el poder cambió de manos dos años después. Sucedió en tres ocasiones: con el radicalismo y Alfonsín en 1987 (Menem le ganó a Angeloz en 1989), con el justicialismo y Menem en 1997 (en el ´99 De La Rúa derrotó a Duhalde) y con la Alianza en 2001 (De La Rúa se tuvo que ir pocos meses después y Kirchner ganó en 2003). Menos votos De todos modos hay otra comparación histórica, mucho más reciente, que indica que el Gobierno sufrió una merma en el caudal de votos. El 28,58% que consiguió ayer es 10,1 puntos menos que el 38,7 por ciento que cosechó en las legislativas de 2005 (cuando Kirchner era presidente) y 10,4 puntos menos que el 39 por ciento de los votos válidos que obtuvo para diputados nacionales en las elecciones de 2007.
