Mucho se habló de los 8 minutos que el árbitro Daniel Giménez adicionó ya que allí llegaron los goles que significaron el ascenso, y porque desde Huracán y el ambiente de fútbol se dijo que estaba arreglado. Tiempo después contó su verdad: "Antes del partido se me acercó un tipo con la camiseta de Huracán y me di cuenta que atrás de esa camiseta había algo.



Llamé al presidente de San Martín para aclararle que no tenía nada que ver. En ese partido me entregaron, me quisieron comprar. No estaba arreglado. Después de ese partido no dirigí más porque ya me fastidiaba hacer el bolso, ir al aeropuerto, me di cuenta de que me tenía que ir", contó.