Para ’Gonzalito’ 30 años no es nada. Hoy, con 7 décadas de vida y el pelo blanco por el paso del tiempo, disfruta preparar el café con el mismo profesionalismo con el que hizo el primero allá por 1986. Aunque ahora con cada uno que prepara se le escapa un lagrimón. Su nombre es Garys Ricardo González y por 30 años fue el cafetero de la Corte de Justicia, y con asistencia perfecta. Se jubiló y a fin de mes dejará el oficio. Dijo que se dedicará a viajar para aliviar la pena de tener que dejar esta tarea que se transformó en la pasión de su vida.

Como si estuviera elaborando un reporte, Gonzalito describió su día de trabajo. Se levanta a las 4,40 de la madrugada para estar a las 6 en punto en el segundo piso del edificio de Tribunales donde está la Corte de Justicia. Hasta el día de hoy le gusta llegar antes que los jueces y los demás empleados para esperarlos con el café listo. ’No me gusta hacerlos esperar cuando me piden un cafecito. Además, me tomo mi tiempo para prepararlo con algunos secretitos’, dijo el hombre.

Dijo que prefiere usar café molido, para colar, antes que el instantáneo, y que lo hace para poder darle el sabor justo. Otro secreto es calentar las tazas para mantener el café caliente por más tiempo.

El teléfono de la cocina no deja de sonar. Gonzalito no necesita pedir detalles de los pedidos porque con el tiempo aprendió a conocer los gustos de todos. ’Me dicen el nombre y yo ya sé hasta cuántas cucharadas de azúcar le debo poner al café que me piden’, dijo mientras volvió a poner a calentar agua en las dos pavas de 5 litros que tiene. ’Siempre me piden café hasta 5 minutos antes de irme’, dijo.

Seriedad, respeto y reserva son para Gonzalito los pilares de su trabajo. Es por eso que todos los días usa corbata, aún cuando la temperatura supera los 40 grados. Siempre saluda con atención, pero sin ’amiguismo’ a los jueces y demás personal de la Corte; y jamás escucha ’conversaciones ajenas’. ’Yo sólo salgo de la cocina cuando me piden que lleve un café. Jamás me quedo en los pasillos para escuchar alguna charla entre los jueces y abogados. Por eso tampoco tengo grandes anécdotas en mis 30 años de trabajo en este lugar porque sólo me dediqué a cumplir con mi deber’, dijo el cafetero.

Aún los sábados y domingos que no trabaja, Gonzalito se despierta antes de las 5 por la costumbre de madrugar. Dijo que eso será una de las tantas cosas que le costará dejar atrás cuando se retire. Agregó que también le resultará muy difícil olvidar el respeto con el que lo tratan en el trabajo y la satisfacción que siente cada vez que alguien le dice ’¡Qué buen café Gonzalito!’. ’Esa fue siempre mi gran recompensa. La verdad que voy a extrañar’, dijo.

Gonzalito es soltero y no tiene hijos es por eso que decidió aprovechar la jubilación para viajar. Primero visitará a sus hermanos en Córdoba y Salta y luego tiene planificado cumplir uno de sus sueños: conocer las Cataratas del Iguazú.