Cuando llegó el turno de partida del estadounidense Robby Gordon los aplausos comenzaron a sonar como en una especie de coreografía. Con su imponente Hummer color naranja se adueñó otro año más de la atención en la avenida 9 de Julio con su clásico salto desde la rampa, que hiela la sangre pero que hace las delicias del público.

Fiel a su estilo, Gordon acaparó todos los flashes y tras hablar largos minutos con los presentadores del evento le pidió permiso al director de la prueba, Etienne Lavigne, para hacer dos veces su ya clásica pirueta. Luego siguió su show, como por ejemplo en un momento que se sentó sobre el techo y "manejaba" con su pierna izquierda.