Las mismas plazas del barrio Sargento Cabral que los vieron corretear y armar interminables partidos de fútbol durante su niñez, se convirtieron, con los años, en el objeto de su promesa. Siete amigos, cuyas edades rondan hoy los 25 años, le prometieron a la Virgen de la Medalla Milagrosa que si Sportivo Desamparados, el club de sus amores, ascendía a Primera B del Nacional, iban a arreglar la gruta de la plaza que guarda su imagen. Y cuando Sportivo ascendió, ellos pusieron manos a la obra. Tanto se entusiasmaron que no solamente arreglaron la placita donde está la gruta de la Virgen, sino que luego siguieron con las otras 4 plazas del barrio (son 5 en total), tarea en la que hoy están embarcados. Ellos son Sebastián Jofré, Carlos Reinoso, Nicolás Sánchez, Ricardo Tello, Rafael Arranz, Damián Reinoso y Ariel Balderramo.

“Somos amigos de toda la vida y si decidimos hacer esto, no fue por un interés político ni nada de eso, sino porque queríamos hacerlo. La gruta de la Virgen estaba muy abandonada y deteriorada y por eso pensamos que una buena promesa sería dejarla como nueva. Cuando finalmente Sportivo ascendió a la Primera B, nos pusimos a trabajar. Y aquí estamos todavía”, contó Ricardo Tello, uno de los jóvenes.

Como todos tienen actividades (algunos estudian, otros trabajan) el horario para reunirse es la siesta. Después de almorzar y con elementos que ellos mismos compran con plata propia y aportes de los vecinos, se arremangan y empiezan con la tarea de pintar farolas, juegos infantiles, limpiar canteros y blanquear paredes. “Al principio -contó Damián Reinoso- nosotros trajimos lo que hacía falta. Uno de los chicos arregló la parte eléctrica de la gruta, otros se dedicaron a pintar. Y como quedó tan linda, seguimos con la plaza”. Hoy, la pequeña plazoleta que limita con calle Posta de Yatasto luce limpia y bien cuidada. “Hasta pusimos una bandera en el mástil, porque no había”, contó Sebastián Jofré.

Como la tarea era mucha y los recursos escasos, a los chicos se les ocurrió pedir colaboración a los vecinos. “Fuimos casa por casa, explicando que lo único que queríamos era alguna moneda para comprar pintura y esas cosas. La gente ya estaba viendo lo que hacíamos y respondió”, relató Rafael Arranz. En sintonía, todos dijeron que lo hicieron por pura iniciativa vecinal.

Entusiasmados, contaron que van a seguir arreglando las plazas hasta dejarlas como nuevas. Y para doblar la apuesta, afirmaron que tienen un sueño: conseguir un predio baldío que está en el barrio, para construir una biblioteca y un polideportivo.