No son protagonistas de una obra de teatro de revista porteña, ni bailan en una sala de la calle Corrientes o en la costa, pero sus penachos se sacan chispas cada verano. Son las pasistas de las agrupaciones que recorren el corsódromo del Carnaval Provincial Por Siempre en Chimbas, quienes aseguran que cuando comienza la competencia las amistades quedan de lado y se arma una guerra de plumas.

Todas llevan una vida completamente normal, estudian, trabajan, cuidan a sus hijos. Y la mayoría es profesora o estudiante de danza de distintos géneros, que van desde el folclore hasta los ritmos brasileños. Ellas aseguran que tienen que bailar durante todo el año, eso es lo que les permite estar en forma cuando llega febrero y se transforman. Se calzan los trajes pequeños y brillantes, las botas altas y los penachos llenos de plumas y comienzan su función: estar al frente de la comparsa, adelante de las 5 bailarinas, y danzar al son de la batucada frente al jurado.

La competencia empieza ni bien ingresan a la agrupación. En esa instancia, un jurado o las autoridades de la institución tienen que elegir a la chica que mejor baile para que ocupe el puesto de pasista.

Las chicas que visten las plumas de colores dicen que aman lo que hacen y que la clave del éxito está en ensayar una y otra vez y, lo principal, en tener mucha actitud para conquistar al jurado y al público. Y cuentan que el motivo que genera tanta competencia entre ellas es que sienten mucho orgullo y responsabilidad por tener que representar a su agrupación.

Las que llevan más años siendo protagonistas sobre el corsódromo y poseen más títulos en su haber son las que más se pelean con sus colegas. "Siempre hay rivalidad entre las pasistas. Cuando ensayamos juntas somos todas amigas, pero cuando subimos al escenario o desfilamos dentro de la competencia nos transformamos. Mirás a todas de un modo diferente y no te importa si alguna tropieza", cuenta Gimena Cruz. La chica tiene 19 años, representa a la agrupación Sueño Joven y ni bien habla deja ver su carácter fuerte. Hace 3 años que es pasista y siempre ha obtenido un premio, por eso es considerada una de las más fuertes en el mundo del carnaval.

Entre las autoridades que organizan el evento dicen que su mayor contrincante es Débora Ocampo. Ella tiene 22 años y es parte del carnaval chimbero desde la primera edición, hace 15 años. Fue la primera pasista infantil del carnaval y desde que empezó a competir entre las mayores siempre estuvo en el podio. "Siempre existen rivalidades entre nosotras. Y todas sabemos que cuando el locutor dice que comienza la competencia y suben la bandera verde, tenemos que pararnos frente al jurado y movernos como nunca. Pero yo trato de explicarles a las chicas que recién comienzan que lo más importante es divertirse".

Eso es lo que piensa Yamila Sánchez, de 15 años, que participa por primera vez en el carnaval y arrancó en las ligas mayores: la comparsa a la que representa, Bahía Danza de la Villa Ariza I, la eligió para que fuera la pasista. "Por ahora, sólo trato de lucirme. En la primera noche del carnaval estaba muy nerviosa, pero cuando salí a bailar me olvidé de todo, hasta de que me estaban mirando", cuenta la chica.

Todas harán una coreografía en conjunto esta noche, durante la presentación y elección de la Reina de Carnaval. Y mañana y el domingo competirán con sus comparsas.

Una por una, las pasistas se muestran

Como si fueran vedettes, las pasistas posan y bailan sin inhibiciones. Ni bien ven una cámara estiran su espalda, ponen los pies en punta y levantan los brazos orgullosas del lugar que les toca ocupar. Y tienen la precaución de cambiar de posición cada vez que ven que se apaga el flash. Así, 7 de las 11 pasistas que se lucirán esta noche en Chimbas participaron en una sesión de fotos para presentarse.