Dos litros de biodiesel de aceite de fritura sobre una mesa. Este elemento se convirtió en la principal atracción y en el motivo que reunió ayer a alumnos de 3º a 6º año, de las especialidades Automotores y Química, de la Escuela Industrial Sarmiento.
Con ese combustible, creado por ellos mismos, lograron accionar con éxito el motor de una combi que estaba en el patio.
Si bien no se perdieron detalle de la charla técnica que dio Walter Aramayo, especialista del Centro de Aplicabilidad de la Energías Renovables con el que trabajaron, todos estaban ansiosos.
‘¿A qué hora pasamos a la parte práctica?‘, se escuchó en el salón de actos de la escuela. Al cabo de casi una hora de conferencia, dos alumnos tomaron los envases de combustible y, con el líquido en estado puro, salieron hacia el taller de Automotores.
Allí buscaron una manguera y los adaptadores para hacer funcionar el vehículo que estaba estacionado en el playón de la escuela. Los estudiantes se agolparon frente al vehículo para ver de cerca cómo se conectaba uno de los recipientes al motor.
Pasaron pocos minutos hasta que estuvo todo listo.
Aplausos y palabras de festejo se escucharon cuando, con total normalidad, la combi pudo arrancar. El proyecto de los estudiantes resultó así todo un éxito ya que el motor tuvo el rendimiento esperado y no se detuvo en ningún momento.
Pero no toda la atención estuvo concentrada en el motor sino que, en la zona del caño de escape, se hacía otra prueba. A través de un papel blanco colocado cerca de la salida de humo se comprobó que no había emanaciones de hollín, algo muy característico del uso de naftas o gasoil.
Esta experiencia se repetirá hoy, a las 20, para todo público en el mismo lugar. Antes, habrá una disertación sobre las Técnicas de biocombustibles y todo lo referido a la Ley 26093 que los regula, a cargo de Walter Aramayo. Mientras que la semana que viene será el turno de la Escuela Ing. Rogelio Boero.

