"¡Rodillas al piso. Abajo. Tres, dos, uno…vamos!", dijo el locutor. La frase fue la misma que repitió hasta el cansancio durante toda la mañana para que largaran los grupos de niños. Pero ésta fue la última vez que la pronunciaba y era para anunciar la largada de las mascotas de los jardines, que hicieron ayer el cierre del XX Maratón de Nivel Inicial en el Estadio Abierto del Parque de Mayo.

Tigger, la Caperucita Roja, Blanca Nieves, payasos, patos, un sapo, un león, una oveja y hasta un muñeco de gomapluma llamado Julito, fueron algunas de las mascotas presentes. Todas se pusieron en fila en la misma pista de atletismo por donde habían pasado más de 2.300 niños. Una al lado de la otra, salieron luego del anuncio y emprendieron su carrera. Antes de la mitad de camino, todas se apretaron formando una línea invisible. El objetivo era llegar al arco de la meta unidas en un sólo grupo.

Ese mismo fin es el que se promueve todos los años en esta tradicional carrera organizada por el jardín Mindy: que no haya ganadores ni perdedores, sino que los niños pasen una mañana divertida participando junto a sus compañeros. Y así fue. La meta no estuvo dentro de las prioridades de los más chiquitos (de las salitas de 3 y 4 años). Sólo sabían que tenían que correr. Siguieron las indicaciones de sus maestras, miraron a sus amigos y, entre risas y algunas caídas, hicieron su llegada triunfal.

Los de 5 y 6 años, con sus respectivos chalecos azules y amarillos, sí buscaron ganar. También emocionados y contentos, le pusieron más garra a la carrera. Los que lograron sacar algunas cabezas miraron con orgullo hacia atrás al resto de sus compañeros para ver la ventaja que habían sacado.

Todo ocurrió con el inagotable apoyo de la tribuna, que estaba repleta de familiares desde el primer hasta último escalón. Los cálculos policiales afirmaron que había allí más de 5.000 personas; y todas se hicieron notar. Con bombos, cornetas, gritos, aplausos, banderas, carteles, globos, pancartas con formas de flores y corazones y hasta algunas con las fotos o los nombres de sus hijos, la gente apoyó a sus niños durante las tres horas del evento.

El maratón cerró con la entrega de medallas y trofeos para todos los participantes. Aún con la emoción del evento a flor de piel y en orden, los niños fueron saliendo del estadio tomados de la mano o agarrados de sus sogas. Eso a pesar de que la sorpresa final de ver a los paracaidistas caer del cielo (como el año pasado) se truncó por un desperfecto mecánico del avión.