Unas 10 denuncias de violencia contra adultos mayores llegan, en promedio, cada mes hasta el Centro de Tratamiento Integral de la Violencia Familiar. De ellas, según informó la directora del Centro y psicóloga Vanesa Pringles, "lo más frecuente es que se trate de casos de abandono o maltrato físico, psicológico y económico por parte de los hijos. Sin embargo, lo novedoso es que entre estas denuncias ahora también nos están llegando casos de violencia conyugal en parejas de ancianos. Algo que antes no se denunciaba".
La profesional explicó que lo extraño de la situación es que, por lo general, las que denuncian actos de violencia por parte de sus parejas son mujeres jóvenes y frecuentemente con hijos chicos. Las jóvenes de esta generación no están dispuestas a soportar años de violencia y denuncian a su pareja ante cualquier tipo de maltrato. Eso demuestra un importante cambio cultural. Sin embargo, las mujeres mayores tienen otra mentalidad y para muchas de ellas es normal que sus maridos las sometan a algún tipo de violencia ya sea sexual, física, verbal, psicológica, contra su libertad o económica. Eso porque tienen otro concepto del matrimonio y la convivencia. Por lo que resulta algo muy novedoso este tipo de denuncias.
Así, "del promedio de 10 casos de adultos mayores que recibimos por mes, 2 ó 3 denuncias (cifra que varía mes a mes) son contra el cónyuge", dijo Pringles. Y agregó que "cuando explican su situación, en todos los casos se trata de personas que han sido sometidas muchas veces y durante muchos años. Y recién ahora, después de varios años de matrimonio, se animan a hablar sobre el tema". Por eso la profesional dijo que se trata de algo positivo, ya que muestra "una mayor concientización del problema y una evolución y buen funcionamiento de las políticas sociales contra la violencia familiar que está aplicando Desarrollo Humano", cartera de la que depende el centro, desde hace unos 4 años.
En el ranking de denuncias de violencia contra adultos mayores figuran, en primer lugar, las que tienen como agresores a los hijos u otros familiares, y en segundo lugar aparecieron en este último año las que hacen los mismos cónyuges. Las primeras son las más comunes y por lo general son casos en los que los hijos les quitan la plata de las jubilaciones o los maltratan y son denunciados por sus padres u otros familiares o conocidos, o también cuando los mayores están abandonados y no tienen quién los asista. En este caso los que denuncian son generalmente los vecinos. El segundo tipo de denuncias que se están recibiendo ahora son las que hacen las mujeres adultas a sus parejas.
"No se puede decir que haya más violencia, sino más bien que cada vez hay más gente se anima a denunciarla", afirmó Pringles. En cuanto a las acusaciones, dijo que se puede hacer de tres formas diferentes: mediate demanda espontánea vía telefónica o por denuncia personal en el Centro o en dependencias policiales, mediante oficios judiciales, o mediante una solicitud de protección que está a disposición de los interesados en todas las comisarías y las dependencias del Ministerio de Desarrollo Humano abocadas al tema. Los casos son analizados luego por un equipo de profesionales (psicólogos, sociólogos y abogados) que visita el hogar del anciano y, según la gravedad del caso, hace la denuncia policial, penal o decide un tratamiento integral de la familia. "Lo que intentamos siempre es tratar de preservar la familia y, si la persona violenta reconoce que lo es, es más fácil ayudarlos", concluyó la psicóloga.