Que la familia Riveros duerma a la intemperie desde hace 11 días por falta de ayuda suficiente tras sufrir un incendio en su casa, desató una fuerte polémica entre Desarrollo Humano y el municipio de Rawson. Luego de que la dramática historia saliera a la luz, desde el Ministerio dijeron que ayudar con palos y nailon es una medida que se usaba hace 10 años. Esto fue al hacer referencia a la promesa de asistencia que los Riveros recibieron por parte de la comuna. Mientras, desde el Área Social de Rawson, dijeron que el dinero que le mandan desde Desarrollo Humano es insuficiente para asistir a las personas en emergencia.
Los Riveros perdieron casi todo en el incendio. Incluso el techo de una habitación. Por esta situación de vulnerabilidad recibieron cuchetas, colchones, ropa y alimentos por parte del municipio y de Desarrollo Humano. Pero todavía no les arreglan el techo.
Ante el reclamo de los damnificados, Vanesa Pringles, secretaria de la Dirección de Niñez dijo que tiene la nota mediante la que el municipio sólo le pidió 2 cuchetas y 4 colchones. Además agregó que “ofrecer como ayuda palos y nailon a una familia en emergencia es una política antigua, de hace 10 años”.
Las declaraciones de la funcionaria de Desarrollo Humano despertaron el malestar en la comuna rawsina ya que la directora de Acción Social del departamento, Cecilia Díaz, dijo que ‘hicimos lo que pudimos con los fondos que nos mandan desde el Ministerio. Con ese dinero sólo nos alcanza para darles palos y nailon a la familia Riveros‘.
Ante esto, Pringles explicó que desde hace varios años el Ministerio tiene como política la descentralización de la asistencia social a familias carenciadas. “Se envía mensualmente entre 20.000 y 30.000 pesos a cada municipio”, dijo la funcionaria. Al respecto, Díaz retrucó diciendo que “a nosotros nos dan 20.000 pesos trimestrales y es un monto insuficiente para ayudar a quien lo necesita”.
Los Riveros sufrieron un incendio en su casa de la Villa San Damián hace 11 días y todavía no saben cómo se produjo el fuego. La familia está compuesta por Nancy, sus tres hijos y dos nietos, que ahora duermen a la intemperie. A pesar de la ayuda que recibieron, incluso de un privado, los Riveros dicen que se les hace difícil vivir así cada vez que llueve o corre viento.
