En acción. Ayer, el fraile dio una charla para la comunidad del colegio Santo Domingo. Adultos y jóvenes lo escucharon con atención y le realizaron muchas preguntas.

 

 

Es la cabeza máxima de los dominicos en el mundo. Es decir, el sucesor de Santo Domingo Guzmán como Maestro de la Orden de Predicadores y ayer estuvo en San Juan. Se trata de fray Bruno Cadoré. Nacido en Francia, se encuentra recorriendo las distintas comunidades y esta vez le tocó a los sanjuaninos. Estuvo en el Colegio Santo Domingo donde, además de compartir su estadía con los frailes del lugar, conversó con la comunidad educativa y celebró una misa.

Este fraile, nacido en Francia, fue médico pediatra. Se especializó en bioética y doctoró en Teología Moral. Creció en el seno de una familia pequeña y dice que recibió la fe de ella. Se recibió de médico a los 23 años y a los 25 entró a la Orden en Estrasburgo, en Francia. Con su hablar pausado, con un español pensado, y una sonrisa permanente, se anima a contar que lo primero que le llamó la atención fue que era una comunidad de frailes libres y felices, además de fraternos. Entonces fue cuando decidió seguir su vocación religiosa porque como médico ya se había preguntado cuál era la verdad de la vida y de dónde venía esa vida. "En la Orden se busca la verdad de la vida", afirma el fraile.

Entre las misiones que guarda en su memoria, está la de Haití.

-¿Es la primera vez que visita San Juan?

-Sí. Nunca estuve acá. Hasta ahora conocí poco del lugar. Sólo pude compartir algunos momentos con la comunidad. El objetivo de esta visita es encontrarme con mis amigos, con mis hermanos. La fraternidad es clave para la Orden.

-Tras su charla con la comunidad del colegio, ¿cuál cree que es la principal preocupación de los jóvenes?

-Lo que más les preocupa es ser auténticos. Encontrarse a sí mismos. Ver cuál es el camino. Hay que escucharlos y acompañarlos.

-¿Cuál es su opinión sobre los nuevos modelos de familia?

– No me gusta tener que oír sobre las familias los discursos facilistas y pesimistas. ¿Por qué hoy las familias no son lo que eran antes? ¿Por qué se les dice disfuncionales? Porque son reconfiguradas. Lo que llama mi atención es que los niños y jóvenes sufren por cómo toman la situación sus padres, no por las nuevas reconfiguraciones o familias ensambladas, por ejemplo. El problema es que sus padres no están bien y dejan de ser esas personas que ellos aman. Creo que hay que olvidar el concepto de "familia ideal", de "familia normal". Si bien pienso que esa es la mejor situación, no siempre es posible. Los fracasos existen y hay que saber afrontarlos. Tengo amigos y amigas cuyos hijos pueden vivir sin esa familia tradicional y son felices, porque sus padres son felices y viven auténticamente, incluso con los fracasos.

-¿Cree que los adultos tienen alguna deuda pendiente con los niños y jóvenes?

– Hay un desafío complejo en la actualidad al que deben enfrentarse los adultos respecto a los jóvenes. Y es que los adultos deben ser adultos. No deben considerar que los jóvenes son sus modelos. Me parece que los adultos tenemos la tentación de creer que para ser reconocidos, para ser eficientes, tenemos que volver a imitar a los jóvenes. Sin embargo, ellos necesitan adultos que dejen el terreno a los que vienen y no invadir su espacio.

-En el marco del debate sobre la Ley del Aborto en Argentina, ¿qué opinión tiene sobre las posturas enfrentadas que se identifican hoy con un pañuelo verde y un pañuelo celeste?

-Nuestra Orden tiende a la unidad, a confluir, a conciliar posturas. La Orden cree en que la fraternidad es todo. Y si bien no conozco a fondo el conflicto de este país, sólo por lo que me dicen, además de decir que amo la vida, afirmo que hay que hacer un esfuerzo para entender los desacuerdos. Muchas veces, en momentos de tensión, las partes dirán opiniones contradictorias. Pero en este caso, lo más importante es pensar juntos. Pero para pensar juntos, cuando las opiniones son diversas, cada uno tiene que hacer esfuerzo para entender de dónde vienen los desacuerdos, es más exigente conocer y pensar los desacuerdos que enfrentar las divisiones.

-¿Qué lugar ocupa la educación para los dominicos?

-Los dominicos y dominicas siempre han tenido buenas escuelas. La inteligencia humana es un camino para construir un mundo más humano y transmitirlo a los demás.

-¿Cómo se lleva con la tecnología?

-Algo sé manejar los teléfonos (entre risas). De hecho, no estaría hablando con usted ahora sin ese aparato de por medio (haciendo referencia al grabador). Las redes sociales son otra cosa. Un desafío más al que hay que someterse. De todos modos, la misión del dominico de hoy es amar el mundo. Amar el mundo de hoy.