Daniel López Rosetti, reconocido médico clínico y cardiólogo, visitará San Juan para presentar su último libro "Equilibrio: Cómo pensamos, cómo sentimos, cómo decidimos. Manual del Usuario". En este contexto dará una charla en el Auditorio Juan Victoria, el próximo viernes, a las 19,30. En la previa de su llegada habló con DIARIO DE CUYO. Contó cómo será la presentación de su libro, habló del uso de las redes sociales y hasta dijo que en todas las escuelas del país se debería enseñar meditación. La conferencia está organizada por el Sanatorio Argentino y el Circulo Odontológico de San Juan.

-¿Qué escuchará el público durante su conferencia?

-Voy a hablar de mi nuevo libro que se llama Equilibrio. Mi propuesta es que las personas aprendan a saber de sí mismas y que tomen decisiones que las encaminen a obtener el bienestar, el equilibrio y por consecuencia la felicidad. Voy hablar sobre la conciencia, el ego y los mecanismos por los cuales las emociones producen enfermedades y hasta cómo ayudan a sanar.

-¿Qué consejos da para mantener la calma ante la crisis económica y política que se vive en el país?

-La palabra egoísmo es fea, pero el sano egoísmo es una palabra que usamos mucho en el hospital. Se trata de aprender a estar bien uno, para luego estar bien con los demás. Hay muchas herramientas que uno puede usar para pasar mejor el día. Es indispensable que las personas desarrollen la inteligencia emocional, los vínculos sociales, desarrollen proyectos y aprendan a pasar el día lo mejor posible.

-¿Los argentinos sabemos manejar las emociones?

-Nos falta mucho. No tenemos educación emocional. Hay países del primer mundo, donde la inteligencia emocional y la educación emocional forman parte del aprendizaje de los chicos, y también de los adultos. Percibir las emociones, comprenderlas y regularlas adecuadamente es esencial para sentirse bien.

"Las personas no tenemos manual de usuario. Propongo que cada uno se conozca".

-¿Esto dónde debería enseñarse?

-En las escuelas, a pesar de que el primer colegio es la familia. En el hospital -donde es jefe de Servicio de Estrés- tenemos el Programa de Meditación en Colegios. Se trata de capacitaciones que damos de manera online y que son gratuitas. Si los docentes quieren, pueden acceder y aprender a enseñar educación emocional en las escuelas, no importa si son colegios privados o estatales. En este momento hay más de 8.000 chicos en el país que realizan 5 minutos de meditación por día, antes de desarmar la mochila de la escuela.

-¿Qué beneficios tiene para los chicos la meditación?

-Aumenta las facultades cognitivas, el estudio, la concentración, la memoria y capacidad ejecutiva. Es decir, todo lo que tiene que ver con las habilidades tradicionales, pero también aporta al desarrollo de las facultades del orden emocional. Mejora el vínculo con los compañeros de estudio, con la familia y con los docentes. Además, disminuye la violencia ya que los estudiantes aprenden a detener la reacción aguda de la ira. Sería fundamental, todas las escuelas deberían enseñar a practicar meditación para tener una sociedad más tolerante y calmada.

-¿Cómo influyen las redes sociales en el manejo de las emociones?

-Las redes sociales vinieron para quedarse. A mi juicio son sumamente útiles. Sin embrago, hay que usarlas bien. Son herramientas y hay que aprender a utilizarlas. De todos modos, yo nunca dejé de recomendar el aumento de redes sociales de carne y hueso. Siempre digo que la comunicación interpersonal mirándose a los ojos es siempre mucho más potente.

-¿Cuánta atención hay que prestarles a las redes sociales?

-Las redes muestran la foto y no la película, y lo que importa es la película. Por ejemplo, en una foto de cumpleaños todos tienen cara contenta, pero después de la foto las caras son diferentes. Es decir que debemos buscar en la vida filmar una película, no sacar una foto. Hay que usar redes sociales, pero hay que vivir la realidad. Hay que mirarse y vivir cada uno su realidad, porque el día pasa de la misma manera para todos.

-Los emoticones, ¿qué papel juegan?

-No es lo mismo decir un "te quiero" que mandar un corazón, pero igualmente si mandamos un mensaje con una carita feliz tiene un sentido de refuerzo, de duplicar ese mensaje. Esto es porque nuestro cerebro está programado así desde hace millones de años.