A pesar de la creencia popular de que los, pancitos, budines, tortas, etc., engordan, lo cierto es que aportan una gran cantidad de hidratos de carbono que ayudan a prevenir posibles enfermedades cardiovasculares y la diabetes.

El pan es un potenciador de sabor, una fuente rica de energía y sin duda ayuda a que los más pequeños puedan aguantar la actividad diaria.

Cada 100 gramos de pan aportan unas 250 calorías, muy importantes para la recuperación de las fuerzas del niño. Es muy importante que el pan sea parte de la dieta habitual del niño, ya que algunos estudios revelan que el sobrepeso y la obesidad están relacionados con una menor ingesta de pan y un mayor consumo de grasas.

A partir de los 2 añitos, un niño puede tomar un par de rebanadas de pan tranquilamente. Desde los 3 años hasta los 5, se les puede hacer perfectamente un bocadillo de unos 10 centímetros. En el caso de que almuerce y meriende, con dos bocadillos de 5 centímetros bastará.

Uno de los secretos de un bocadillo o pedacito de pan, es el relleno que contiene. Debemos introducir siempre ingredientes sanos y saludables como el jamón, el queso, etc. Y procurar olvidarnos de untar el pan con margarinas o mantequillas que aportan un exceso de grasa y que no son recomendables si se usan continuamente. Lo que sí es recomendable es tomar, de vez en cuando, bocadillos de chocolate, que encantan a todos los niños por su sabor y hacen las meriendas más fáciles y divertidas.