Es miembro de la comunidad Barrio Obrero de Ingeniero Suárez de Formosa, región habitada por sangre Pilawá, Toba y Wichi; su nombre es Jorge Rodríguez y con orgullo se presentó como descendiente Ranquel.

Humilde, sonriente. Cada jornada se ocupó de exhibir las piezas elaboradas principalmente con fibra de Chawar, planta que nace en el mismo monte donde también su gente obtiene la materia prima para su alimentación y hoy está en peligro.

Vestido con jeans y camisa, aprendió a utilizar el celular; así como su grupo tuvo que adaptarse a los tiempos empleando agujas de metal -ya no de espinas de pescado como sus antepasados- para hacer más prolijos sus trabajos y poder venderlos.

“Evolucionamos, sin perder las raíces, así vendimos porta notebooks a Estados Unidos y estamos haciendo contactos en Europa”, comenta el hombre que vive sin gas ni electricidad, cocina a leña, se levanta con los primeros rayos del sol y se acuesta apenas sale la luna.

De joven estudió Agronomía mientras, de manera paralela, aprendía a coser el Chawar. “Cuando estudiaba me costaba estar encerrado”, dice este bisnieto de un Ranquel que fue ayudante de campo del coronel Lucio V. Mansilla y nieto de otro Ranquel que se casó con una prima hermana de Raúl Scalabrini Ortíz, como asegura quien sostiene: “la sangre no se puede cambiar”.