La historia del Fortín de los Jesuitas, en Ullum, aparece en el libro ’Con la cruz y con el dinero: los jesuitas del San Juan colonial’, de la investigadora sanjuanina Celia López. En este trabajo se cita a todas las propiedades que los jesuitas recibieron en donación para establecerse en la provincia. Según el libro, en 1742, Lorenzo Quirós (el mismo que les donó otra estancia en Las Tumanas, en Valle Fértil ese mismo año) donó ’una chacra y una casa con viña y bodega, a 20 kilómetros de la ciudad de San Juan’, a los miembros de esta orden. El hombre regaló esta propiedad para que fuera destinada ’al ramo de los santos ejercicios’, es así que en este lugar se realizaban anualmente los ejercicios espirituales para hombres.
Una de las principales actividades en el fortín fue la vitivinicultura con la que los jesuitas lograron una abundante producción de aguardiente, sobre todo entre los años 1748 y 1757, para vender.
Luego de que los jesuitas fueran expulsados de la provincia, el fortín se puso en venta. Cuando fue vendido, estaba produciendo lo suficiente para que sus vinos y aguardientes se comercializaran fuera de la región Cuyana.
Desde entonces, esta propiedad pasó por varios dueños y fue escenario de hechos trascendente. Fue el escenario donde se filmó la película de la Difunta Correa.
Hace 10 años, la familia Grimalt, quiso comprar la estancia que en ese momento era propiedad de la familia Nieto, con el objeto de ponerla en valor. La operación se concretó, aunque en forma compartida. Los Grimalt compraron la hectárea que ocupa el edificio y un empresario, del que no trascendió el nombre, las 8 hectáreas destinadas para cultivo.