�La primera reunión formal del Grupo Mundial del Comercio del Vino fue en 1999, en la provincia de Mendoza, y a través de estos años ha ganado un espacio en la vitivinicultura mundial.
Nació como un conjunto de países interesados en flexibilizar las regulaciones al comercio del vino, básicamente monopolizado en la Unión Europea, en países exportadores e importadores de la UE. Es un espacio de discusión clave para la industria vitivinícola y donde Argentina debe tener una buena sintonía para poder tener voz y voto.