Jorge Horacio Vega tiene 47 años y es uno de los 60 habitantes de Colangüil. Vega, además, es dueño de las tierras en donde está ubicada el petroglifo (del otro lado del cerro, el propietario es el abuelo de “Varilla” Ramírez, quien ayer también colaboró en el rescate). “Desde niño que camino todos los días camino por acá, porque mis animales están pasando el cerro. Y mirar la piedra donde estuvo siempre, me emociona. Pensé que nunca la iba a ver otra vez acá arriba”, dijo Horacio, con su particular tonada norteña.

El es baqueano y vive de la crianza de animales, como el resto de las 17 familias que quedan en Colangüil. “En la mejor época fuimos 100 personas en el pueblo, pero la juventud se fue yendo y hoy quedamos unos 60”, apuntó. Desde hoy, cuando cuide a sus ovejas y cabras, Horacio pasará por la vega y deberá mirar alto, porque el petroglifo que estuvo 6 años en la base del cerro, volvió a su lugar original.