Tras el caso de la beba recién nacida que fue sacada de la habitación de su madre por una extraña, ahora con sólo llegar al Hospital Rawson se puede notar que reorganizaron la seguridad en el lugar. En algunas puertas principales de los distintos edificios se puede ver policías custodiando, los guardias de la empresa privada que realiza las tareas de control están en los portones que dan a las veredas. Muchos de ellos, que siempre estuvieron abiertos, ahora están cerrados. Además, ya no pueden entrar los vendedores ambulantes. Según el gerente Técnico del centro de salud, Jorge Mira Blanc, “los cambios se deben a una reorganización de la seguridad. No pusimos mayor cantidad de personal, pero se cambió la logística”.

Entre los portones que antes permanecían abiertos y ahora están cerrados se puede contar el que está por General Paz en la zona de Traumatología, otro ingreso para vehículos que está en la misma calle y un tercero que se encuentra sobre Santa Fe. Además, el portón que permite entrar al edificio nuevo, ahora se mantiene con una de sus hojas cerradas y hay un guardia de la empresa de seguridad controlando las salidas e ingresos y abriendo la segunda hoja cada vez que tienen que entrar o salir ambulancias. Sumado a eso, ahora se puede ver efectivos de la Policía en espacio claves, como la puerta principal del hospital nuevo, donde antes no había custodia.

“El hospital siempre tuvo personal policial contratado a través del sistema de adicionales. Cuando se contrató la empresa de seguridad privada, los adicionales se mantuvieron. Así estamos trabajando hasta ahora”, explicó Mira Blanc. Y agregó que “es normal que cada tanto se analice el funcionamiento de la seguridad y se mejore la logística. El caso de la beba fue un caso más y sólo se ha intentando agudizar ese análisis para trabajar mejor”, dijo Mira Blanc.

Otro de los cambios fue que ahora salieron a controlar que no haya vendedores ambulantes dentro del predio del hospital. Mira Blanc aseguró que “siempre ha existido una norma en el hospital que impide estas ventas. Se ha intentado realizar el control muchas veces, pero los vendedores siempre volvieron. Ahora estamos intentando sacarlos nuevamente”.

“Yo empecé a vender en el hospital en 1984, a veces hasta entraba a las salas de espera. Pero la semana pasada un policía me dijo que me tenía que ir. Y que era por la beba que se robaron”, contó Jorge Zárate, quien vende sánguches de milanesa. Y agregó que “ahora sólo puedo estar en la vereda, pero ahí vendo casi la mitad que antes”. A su vez, José Díaz, otro vendedor dijo que “hace 10 años que vendo sánguches en el hospital. Acá, en la puerta estoy haciendo 50 pesos por día, adentro hacía 150”. Desde el hospital calculan que allí trabajaban al menos 5 vendedores de café y otros 2 vendedores de sánguches.