Enrique Peña Nieto se convertirá hoy en presidente de un México devastado por una guerra contra el crimen organizado que causó al menos 60 mil muertos en seis años de gobierno de Felipe Calderón, y frente al desafío de rescatar de la pobreza a 25 millones de personas que no tienen asegurada la alimentación diaria.
El nuevo mandatario, exgobernador del Estado de México y dirigente del histórico Partido Revolucionario Institucional (PRI), que ostentó el poder a lo largo de 71 años ininterrumpidos, se propuso entrar a la residencia de Los Pinos con un gran acuerdo político bajo el brazo, única forma -considera- de llevar adelante el difícil proceso histórico que le toca conducir.
Esa suerte de pacto no parece obedecer a un capricho del nuevo mandatario sino todo lo contrario, ya que gira alrededor de la búsqueda de reformas -probablemente impositivas- que posibilitarán condiciones de mayor justicia social.
Apuesto y vinculado al mundo del espectáculo mexicano, el abogado Enrique Peña Nieto, de 46 años, representa la cara renovada con la que el PRI vuelve al poder tras 12 años.
Nacido en Atlacomulco, Estado de México, el 20 de julio de 1966, proviene de una casta política priísta de esa región del centro del país, donde tres familiares suyos fueron gobernadores, y él también.
