Hoy los sanjuaninos serán testigos de un hecho histórico. Es que, por primera vez en 80 años, las cenizas de las víctimas del terremoto de 1944 saldrán de la Iglesia de Santo Domingo, donde fueron colocadas pocos meses después de esta catástrofe que asoló a la provincia de San Juan. La urna que las contiene será trasladada a la Iglesia Catedral donde permanecerá por tiempo indeterminado.

El objetivo de esta actividad no sólo es revivir aquel acontecimiento histórico del 5 de abril de 1944 que nació por iniciativa de fray Gonzalo Costa tras el sismo, y con la intención de darles a los familiares de las víctimas la posibilidad de tener un lugar donde orar por ellas. Sino también, que la urna con estas cenizas vuelvan a estar con acceso al público. Es que la iglesia de Santo Domingo aún permanece cerrada por los daños edilicios que sufrió con el terremoto del 2021. “En el marco del 80mo aniversario del terremoto del ’44 quisimos revivir ese momento tan importante de colocar en Santo Domingo esta urna con las cenizas, única forma de que los familiares de las víctimas tuvieran un lugar donde llorarlas y rezarles. Y, como esta iglesia está cerrada, decidimos sacarlas por primera vez en 80 años de este templo y trasladarla hasta la Catedral para que estén nuevamente expuestas al público. Además es un forma de poner en valor la gran tarea del Fray Gonzalo Costa y de la intervención de la Iglesia en ese momento tan doloroso para los sanjuaninos”, dijo Adriana Velardes, canciller del Arzobispado.

Oración. Año a año, los familiares de las víctimas del terremoto visitaron Santo Domingo para rezar frente a la urna que contiene sus cenizas.

La mujer agregó que el traslado se hará lo más parecido al original, usando como aquel entonces una carroza que aportó gratuitamente José González Amaya, propietario de Cochería San José. En esta ocasión será en una de las movilidades antiguas que conserva la cochería como pieza de colección.

El traslado de la urna comenzará a las 19,30 desde Santo Domingo para llegar en procesión y con custodia policial hasta la Catedral. En esta iglesia será recibida con un “toque de silencio”, interpretado por un efectivo de la Policía de San Juan. Posteriormente hará su ingreso al templo, acompañada por el Coro de la UNSJ que interpretará una de las partes de la Misa del Requiem de Mozart. Tras esta intervención comenzará la misa, celebrada por monseñor Gustavo Larrazábal. “Con esta actividad, el Arzobispado, la Catedral y los frailes de Santo Domingo quieren recordar a las nuevas generaciones aquel conmovedor acto y confirmar el compromiso de orar por estas personas que perdieron la vida trágicamente, y también por todos los sacerdotes que trabajaron sin reposo para asistir a moribundos, heridos, desolados y hasta para levantar escombros”, dijo Velardes.

La urna con las cenizas de las víctimas del terremoto de 1944 permanecerá por un tiempo aún no definido en la Catedral.

La obra del fraile

Cremar los cuerpos era algo inconcebible en la década de 1940, pero era la única opción frente a la mortandad que dejó el terremoto y los peligros que significaban en cuanto a las enfermedades que podían generar, y ante la falta de espacio físico para darles sepultura. Ante esta situación, y la cremación de los cuerpos, fray Gonzalo Costa tuvo la iniciativa de resguardar parte de esas cenizas para darles a sus familiares la posibilidad de que tuvieran una manera de velarlos y despedirlos. Es así que, tras un acuerdo entre autoridades civiles y eclesiásticas, logró que parte de esas cenizas se colocaran en una urna en el Cementerio de la Capital y se trasladaran en una carroza fúnebre a la Iglesia de Santo Domingo para que, ante escribano público, quedaran bajo su custodia.

Hasta el día de hoy, la urna permaneció en este templo donde cada 15 de enero, fecha en que ocurrió el terremoto del 1944, fue visitada por la gente.

Fray Costa falleció el 12 de agosto de 1954, a la edad de 78 años, en Buenos Aires, donde viajó por razones de salud. En 1998 sus restos cremados fueron repatriados y la urna que los contiene fue colocada en el interior de la iglesia de Santo Domingo.