Como si hubiera quedado preso, atrapado entre dos paredes, el cartel vial se asoma entre los ladrillos y unos vidrios rotos. Su esqueleto con pintura celeste avejentada y herrumbre está detenido en el tiempo y ya ni siquiera se parece a las señales actuales de Rawson, más amplias y de colores azul y naranja. Se trata del cartel que indica las calles Salta y Pasteur, que increíblemente desde hace más de 10 años está adentro de una casa, como si la construcción de las paredes se hubiese hecho respetando un lugar adquirido. Pero su ubicación tiene una historia, tan particular como el hecho de que pese a ser una verdadera curiosidad urbana, la señal sigue cumpliendo su función.

Todo comenzó un día de verano del 2000, pasadas las 5 de la tarde. Los Moreno dormían la siesta cuando escucharon un estruendo. Dos autos chocaron en la esquina y uno de los vehículos impactó contra la pared. No hubo heridos y una vez que pasó la conmoción y retiraron los autos dañados, el cartel arrancado de cuajo quedó tirado sobre la vereda. Víctor Hugo Moreno lo levantó y lo entró a su casa, a la espera de que fuera reclamado.

Pero pasaron unos días y, ante el olvido, lo colocó apoyado sobre las paredes que conforman la esquina de su casa, en la misma dirección en que apuntan las calles, pero del lado de su jardín. Lo ató con alambre provisoriamente y pensó que, de esa manera, sería observado por alguna autoridad municipal para que lo colocara en su lugar original. Pero pasó el tiempo y eso nunca ocurrió.

El cruce de Salta y Pasteur es muy transitado. La Salta corre paralela a la España y muchos automovilistas la usan para evitar los semáforos de la avenida. A su vez, a media cuadra por Pasteur está el Emicar, de masiva concurrencia. Los vecinos de la zona contaron que los accidentes son moneda corriente en esa esquina y que son históricos sus reclamos por pianitos, semáforos o al menos un cartel de Pare.

"Pero si nunca buscaron la señal que está en mi casa, menos van a poner otras. Mi marido puso el cartel en mi casa para que se viera, porque siempre pensó que lo iban a reclamar. Pero de eso ya pasaron 10 años y seguimos esperando. Al menos, ahí donde está sigue informando a la gente", dijo Alicia, la esposa de Víctor, el hombre que, curiosamente, dejó prisionera la señal para rescatarla del olvido.