Un trabajo final de dos jóvenes bioingenieros sanjuaninos, Claudia Lescano y y Manuel Battistella, hizo un aporte notable al diagnóstico de problemas de locomoción y la orientación de su tratamiento: el desarrollo de un registrador de presiones plantares en condiciones dinámicas, que permite saber cómo camina una persona y en caso de detectar alguna anomalía, cómo solucionarla. El trabajo fue desarrollado en el Gabinete de Tecnología Médica de la Facultad de Ingeniería, con el asesoramiento de los docentes Silvia Rodrigo, Rodolfo Rodríguez y Enrique Núñez.
Caminar sobre los dos pies, ese simple acto que convirtió a los humanos en seres evolucionados con respecto a los cuadrúpedos, trajo aparejada una remodelación en su arquitectura ósea que básicamente pasó por modificar su centro de gravedad. A miles de años de distancia de aquel momento en que el hombre se paró sobre sus dos pies, caminar sin esfuerzo puede ser para algunas personas una tarea complicada. Sin ir más lejos, la última encuesta de personas con discapacidad en el país reveló que del total de personas con discapacidad, el 39,5% corresponde a discapacidades motoras y de ese número, el 61,6% corresponde a las piernas y pies.
El sistema registrador sorprende por su simpleza. Una serie de sensores, colocados en una plantilla que se introduce dentro del calzado, registra las distintas intensidades de la presión que ejerce cada parte del pie durante la marcha. La novedad, según explica Claudia Lescano, radica precisamente en que permite diagnosticar anomalías en situación dinámica y no estática. "Actualmente -señaló- los diagnósticos se hacen con métodos estáticos, como la plantigrafía, que es una especie de escáner del pie, pero quieto. El registrador, en cambio, permite ver cómo trabaja el pie durante la caminata y a partir de esos datos, que se transmiten desde una placa de adquisición a una computadora portátil, determinar si existe alguna anomalía en la marcha".
La versatilidad del registrador, además, lo convierte en una valiosa herramienta para el tratamiento. Según explicó Silvia Rodrigo, una de las docentes del GATEME que asesoró a Claudia y a Manuel, los datos procesados se pueden utilizar para el diseño de una plantilla correctiva. "Por ejemplo, si se detecta que hay una presión excesiva en el retropié, se libera esa presión por medio de una plantilla diseñada especialmente, para que la marcha vuelva a ser normal", dijo.
Para obtener datos, el registrador apenas necesita recibir datos sobre la forma de caminar del paciente durante 5 ciclos de marcha, es decir los pocos segundos que van desde que se apoya el talón de un pie en el piso para dar el primer paso, hasta que se repite este gesto por quinta vez. El bajo costo de los elementos usados es el valor agregado del desarrollo, ya que excepto la placa de adquisición de datos, el registrador prototipo se construyó en su totalidad con componentes nacionales.
La intención del desarrollo, que era la de transferir un tema de investigación concreta a la realidad de las personas, se cumplió ampliamente. Y mientras sus creadores avanzan en sus carreras académicas y profesionales, médicos locales se han mostrado interesados en su funcionamiento y el aporte que pueda significar este registrador a las personas con problemas de locomoción.