Cuando todos aún estaban con el corazón en la boca y la adrenalina fluyendo a mares, y a flor de piel tenían la sensación heroica de haber terminado con éxito el tramo más duro del Cruce Sanmartiniano, el periodista Martín Jáuregui se acercó al director de Prensa de Casa de Gobierno, lo encaró con la mirada fija y, con todo desparpajo, le dijo: “Tanto que hablabas, y al final El Espinacito no era para tanto”.

Jáuregui, quien conduce un espacio periodístico en la TV Pública y se especializa en la narración de viajes con los que recorre la Argentina, pretendía desmitificar el halo de rudeza que rodea al cerro de casi 4.800 metros de altura, y cuya subida y bajada se hacen por una pendiente muy pronunciada y en zigzag. Su ánimo, por supuesto, contrastaba ayer con el resto de los casi 120 expedicionarios, que dejaban atrás El Espinacito como si fuera lo más difícil que habían hecho en sus vidas.

Pero el periodista no fue el único que le aportó pimienta a la segunda jornada de la travesía cordillerana que encabeza el gobernador Gioja y que recrea el paso que San Martín hizo por la montaña sanjuanina para liberar Chile y luego Perú.

El otro famoso de la caravana que se hizo notar ayer fue el actor Federico D’Elía. El ex Simulador había arrancado el Cruce Sanmartiniano con mucho ánimo, y tanto se había concentrado en no dejarse vencer por el mal de altura, que fue otro mal el que se le coló en la carpa la primera noche y lo tomó por sorpresa: la claustrofobia. “No pude pegar un ojo”, contaba ayer el propio D’Elía a los demás jinetes, y describía cómo había pasado la noche tapándose y destapándose, intentando en vano descansar para estar listo a la hora de la durísima prueba de El Espinacito.

Pero el actor, igual que el resto, llegó bien. No hubo caídas ni heridos y, tras el almuerzo restaurador en peñas de Gallardo, el grupo siguió cabalgando otras 5 horas hasta llegar al refugio de Sardina, donde anoche se preparaban para dormir. Y aunque hoy será la jornada de descanso (asado incluido), hay algo que empezó a desvelar a varios: anoche, finalmente, llegó la lluvia que se estaba demorando.